Las Bolsas caen con fuerza y elevan la presión sobre el BCE
Demasiada incertidumbre y mucha volatilidad. Dos constantes que marcan el rumbo de las Bolsas. Los inversores temen las consecuencias de la crisis hipotecaria en EE UU y ayer tocó vender indiscriminadamente. Las palabras del BCE asegurando que intervendrá en caso de necesidad y unos indicadores económicos decepcionantes en EE UU fueron los detonantes.
Hay muchas dudas. Ha sido desmoralizador', comentaba Sara Herrando, de Norbolsa para describir la sesión de ayer. Y es que si la víspera las palabras del presidente de Deutsche Bank, Josef Ackerman, sirvieron para tranquilizar al mercado, ayer el BCE no hizo más que agudizar el nerviosismo al asegurar que está preparado para actuar si persiste la volatilidad.
La incertidumbre sobre el alcance de la crisis hipotecaria de EE UU sigue muy presente en las decisiones de los inversores. Y antes de conocer la decisión que tomará hoy el BCE en materia de tipos de interés, los inversores optaron por hacer caja después de cinco subidas consecutivas.
Así, el Ibex cayó un 2,4% en una sesión que vio pérdidas en todos los valores del índice a excepción de Endesa que quedó en tablas. En Europa la tónica fue similar y las caídas rodaron el 2% en los principales índices, con ventas en todos los sectores.
Las tensiones en el mercado interbancario hicieron resurgir los fantasmas de la crisis. El tipo diario al que se prestan los bancos en euros se disparó al 4,68%. Un nivel superior al 4,61% que alcanzó el 9 de agosto cuando se desató la crisis y llegó la primera inyección de liquidez del BCE. La autoridad monetaria tranquilizó al mercado al asegurar que intervendrá en caso de necesidad y el tipo cayó al 4,15%. En el Reino Unido, el tipo interbancario se situó en el 6,11% antes de caer al 5,91% cuando el Banco de Inglaterra anunció que inyectará 8.900 millones de euros el 13 de septiembre al 5,75%, la tasa oficial y no la penalizada a la que suele prestar. En EE UU, por otra parte, la Reserva Federal inyectó 8.500 millones de dólares en operaciones rutinarias de recompra a un día.
Estas noticias poco tranquilizadoras se sumaron a unos indicadores económicos decepcionantes en EE UU, que contribuyeron a agudizar las pérdidas en las Bolsas. La caída del índice de venta de viviendas pendientes a niveles de 2001 y otro indicador que mostró debilidad en el empleo en el sector privado en EE UU no gustaron en Wall Street. Los índices arrancaron la sesión a la baja y se mantuvieron en rojo. De poco sirvió la publicación del libro beige de la Reserva Federal donde describía los efectos de la crisis en la economía como 'limitados' fuera del sector inmobiliario. El Dow Jones cayó un 1,07%, el Nasdaq, el 0,92% y el S&P 500, un 1,15%.
La decisión que tome el BCE será decisiva. Los inversores también tienen la vista puesta en la reunión de la Reserva Federal del día 18. De hecho, los futuros daban una probabilidad del 68% a un recorte de un 0,5% frente a la posibilidad del 54% que se le otorgaba el martes.
'El proceso está lejos de terminar'
Una de cal y otra de arena. El subsecretario del Tesoro para asuntos domésticos, Robert Steel, aseguró ayer que las turbulencias en los mercados hipotecario y de crédito están 'lejos de terminar'.En su testimonio ante la comisión de servicios financieros, Steel reconoció que algunos segmentos del mercado de capitales están bajo presión. Por ello, instó a las autoridades monetarias a estar alerta en caso de que haya que tomar medidas para proteger la economía. 'Al igual que la Reserva Federal, el Tesoro reconoce que los últimos acontecimientos suponen un riesgo para el crecimiento. Sin embargo, la economía estaba en buenas condiciones antes de entrar en este periodo de volatilidad y en general los fundamentales siguen sólidos', comentó.Entretanto, la agencia de calificación Moody's publicó ayer un informe en el que comenta que el mercado de bonos necesitará unos seis meses para establecer nuevos precios de consenso que permitan que regrese la normalidad al mercado de crédito. Por ello, prevé que por un tiempo los inversores se vean forzados a vender con descuento para generar suficiente liquidez y poder afrontar los pagos.