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Tribuna
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Los inversores ante el cambio climático

¿Cómo afectará el cambio climático a las inversiones y al sistema financiero? Esa es la cuestión que afronta el autor, según el cual las medidas que deben tomar los Gobiernos darán lugar tanto a costes elevados como a grandes oportunidades para las empresas

El debate sobre el cambio climático ha subido de temperatura desde 2006 y de todos los ámbitos de la empresa, la política y la ciencia surgieron voces que elevaron el grado de alerta. La mejora en la calidad y la amplitud del debate sobre este fenómeno es de agradecer.

Sin embargo, ¿qué están diciendo exactamente los científicos sobre las consecuencias del cambio climático? ¿Cuáles serán las consecuencias para el desarrollo según los economistas? Y, lo que es más importante desde el punto de vista de la gestión de fondos, ¿cómo podría afectar a las carteras de nuestros clientes y cuál sería la respuesta de un inversor responsable?

La mayor autoridad científica sobre el cambio climático es el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (GIECC), fundado en 1988 por Naciones Unidas. Los científicos que lo componen concluyeron que el calentamiento del clima es real y que en más del 95% se debe fundamentalmente al incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero por acción del hombre.

Si el planeta se está calentando, ¿qué impacto tendrá sobre nuestro desarrollo? El intento más solvente para responder a esta pregunta es el Informe Stern sobre la Economía del Cambio Climático (octubre de 2006). Este informe no deja lugar a dudas: el cambio climático podría suponer un elevado coste para la economía mundial y sería necesario invertir anualmente un 1% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático. De no hacerlo podría traducirse en un descenso del PIB mundial del 20%.

El calado de la batería de medidas gubernamentales que implica el Informe Stern da lugar tanto a costes elevados como a grandes oportunidades para las empresas. Son precisamente estos costes y oportunidades los que dan una idea de la función primordial de los inversores institucionales que buscan elevar al máximo el valor de las carteras de inversión de los clientes. Por ejemplo, las empresas que se dedican a la producción de electricidad a partir de fuentes renovables podrán beneficiarse de un mayor apoyo estatal. A la inversa, las empresas con un gran consumo de energía e incapaces de reducir sus emisiones podrían sufrir un incremento de sus costes futuros.

Si bien nuestra función primordial es asegurarnos de que las carteras de inversión de nuestros clientes aprovechan las oportunidades financieras y evitan, en la medida de lo posible, los riesgos financieros, como uno de los mayores inversores institucionales también somos conscientes de que podemos influir en cómo enfocan las empresas esta área y ayudar a encauzar el debate político.

Para ello, nuestro compromiso empresarial se centra en la mejora de la información sobre emisiones de gases de efecto invernadero y el fomento de medidas que mejoren la eficiencia. Por ello colaboramos con el Carbon Disclosure Project (CDP), una iniciativa que promueve la publicación de información por parte de más de 2.000 empresas sobre los riesgos y las oportunidades que se derivan del cambio climático y que Morley ayudó a financiar. A comienzos de este año, Morley llevó a cabo un análisis de desviación de la respuesta de las empresas al CDP, como resultado nos hemos comprometido con empresas que nos interesan. Insistimos en que consideraremos las respuestas de las empresas al CDP a la hora de votar en las juntas de accionistas y dejamos claro que podemos retirar nuestro apoyo al consejo si las empresas no informan adecuadamente.

También colaboramos con otros inversores responsables a la hora de intentar influir en el diseño de políticas. Por ejemplo, pertenecemos al Grupo de Inversores Institucionales sobre el Cambio Climático (IIGCC). A finales de 2006, enviamos una carta conjunta a José Manuel Durão Barroso, el presidente de la Comisión Europea, pidiendo que se limitara el carbono en el Esquema Europeo de Comercio de Emisiones (EECE) durante la segunda fase de su implantación. Posteriormente, la Comisión Europea propuso unos límites más estrictos en la cantidad de dióxido de carbono. Esta limitación, si se confirma, ayudaría a restaurar la credibilidad del EECE, que, a nuestro entender, es la forma más eficaz para reducir las emisiones que provocan el cambio climático.

El cambio climático es el asunto más urgente al que se enfrentan los políticos y responsables públicos en todo el mundo. En lo que a nosotros se refiere, como inversores comprometidos seguiremos trabajando para tener en cuenta el impacto financiero del cambio climático en las empresas que forman parte de las carteras de inversión de nuestros clientes. También ejerceremos nuestra influencia en la forma en que creemos que ayudará a evitar las consecuencias medioambientales y económicas más graves del cambio climático.

Steve Waygood

Responsable de Compromiso de Inversión Socialmente Responsable (ISR) de Morley y miembro del consejo del UK Social Investment Forum

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