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Columna
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El padre económico de la Transición

Me referiré al profesor Enrique Fuentes Quintana desde tres vertientes: como amigo y persona, como docente e investigador y como político.

Enrique era muy amigo de sus amigos. Le conocía desde hace más de 40 años. Hemos hablado mucho de los problemas de la economía y del enfoque que tenían que darse. Largas horas nos hemos pasado el uno frente al otro discutiendo de los problemas de la Hacienda pública. Le debo a Enrique toda mi carrera. Yo habría sido un funcionario más o menos destacado como interventor y nada más si no fuera porque él me impulsó hacia la docencia y la investigación. æpermil;l me dijo que yo tenía madera para ello.

Algunos le consideraban una persona distante. Creo que estaban equivocados. Lo que ocurre es que no se entregaba a una persona hasta no conocerla en su integridad. Entonces se daba más que nadie. Ha sido mi padre docente e investigador. Junto a él he aprendido lo poco o mucho que sé. La Hacienda Pública española que hemos aprendido todos los catedráticos nos proviene de él. Tuve su sincera ayuda para entrar en la Academia de Ciencias Políticas y Morales, independientemente de los méritos.

La moderna Hacienda entró en España de la mano de Fuentes Quintana. Sus innumerables publicaciones e investigaciones sobre la economía del sector público, especialmente las que se referían a la historia financiera de España, nos han servido para conocerla a través del profesor Fuentes. Su manual nos sirvió a todos, profesores y alumnos, como una Biblia.

Sus enseñanzas e investigaciones hicieron posible propuestas para cambiar el sistema tributario. Yo viví la reforma con Francisco Fernández Ordóñez como ministro de Hacienda del Gobierno Suárez. La de Fuentes Quintana era, ya no una propuesta, sino una reforma del sistema tributario español, acorde con la de los países desarrollados, que se puso en marcha por el ministro de Hacienda con el beneplácito de Enrique Fuentes Quintana. De ahí su nombre de Reforma Fuentes-Ordóñez.

Su capacidad para formar equipos docentes e investigadores es de todos conocida. Dondequiera que estuvo creó el campo apropiado para que los investigadores llevaran a cabo sus tareas. Información Comercial Española, Instituto de Estudios Fiscales, Fundación de las Cajas para la Investigación, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, son espacios para la investigación que han surgido porque el profesor estuvo allí.

Una de las cosas que ha preocupado en España desde la Transición fue el asunto de la Seguridad Social. Ya fuera del Gobierno, con Calvo Sotelo como presidente, éste le llamó y le encargó que nombrara una comisión para elaborar una propuesta para la reforma integral de la Seguridad Social. Fuentes constituyó una comisión, de la que fui vicepresidente y en la que actuó como secretario Bernardo Gonzalo. Fue apasionante trabajar con él. Elaboramos dos tomos impresionantes. Cinco meses de trabajo, mañana, tarde y noche. Se publicó íntegro en Papeles de Economía. La reforma no se llevó a cabo pero ha servido de base para las que se dieron posteriormente.

æpermil;l estaba muy preocupado con las cuentas de las Administraciones públicas en términos de contabilidad nacional. En España se elaboraba hasta entonces en una hoja de folio. Y eso tenía fallos. Tras realizar yo un curso de contabilidad en París, Fuentes me propuso emprender una reforma de las cuentas del sector público administrativo. Elaboramos una metodología con arreglo a los criterios de la OCDE. El trabajo se publicó en la Revista Comercial Española. Fue muy alabado por la OCDE y sirvió de base para elaborar las cuentas de las Administraciones públicas.

Su papel de político lo ilustraré con una anécdota. Enrique Fuentes Quintana estaba presidiendo un tribunal de oposiciones a cátedra de Hacienda Pública, a la que me presenté con otros doctores. En el transcurso de los ejercicios globales, le llamó varias veces el entonces presidente del Gobierno Adolfo Suárez. Ni una sola vez se levantó Fuentes para atender la llamada, porque sabía que si se levantaba ya no podría participar en la calificación del examen. Y quería saber si el que se examinaba tenía la cualificación adecuada. Sacada la oposición, Fuentes me contó que Suárez le había llamado para el cargo de ministro y vicepresidente económico.

æpermil;l nunca había querido un cargo político, pero Suárez apeló a su responsabilidad, porque quería ofrecer un programa económico que fuera aceptado por todos los partidos y agentes sociales. Suárez apeló a esa responsabilidad y a la posibilidad de que él contribuyera a la consolidación de un régimen económico democrático. Fuentes propuso lo que se conoció como los Pactos de La Moncloa, el programa económico para dar sustento a la democracia. Se aprobó y se hizo una Transición política con base económica.

Terminada su tarea en el Gobierno, presentó su dimisión y se marchó porque él no tenía madera de político. Era íntegro, tenía las ideas claras, y cuando le pidieron que participara, lo hizo. Pero cuando cumplió su cometido y se puso en marcha su política, él se marchó.

Gracias, Enrique, por todo lo que hiciste para que España se transformara en una democracia de una forma suave.

José Barea. Catedrático Emérito de la Universidad Autónoma de Madrid

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