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Proceso

El Banco Mundial busca sus objetivos con un nuevo líder

Robert Zoellick tiene una dura misión al frente del Banco Mundial. æpermil;l mismo ha dicho que 'con una mano tiene que calmar las aguas y con la otra asegurar la ruta de navegación para el futuro'. La lista de deberes que se ha hecho no es pública, pero adelanta que en el banco saben 'que habrá un proceso de ajuste de la misión'.

Hasta hace unas semanas, los trabajadores del Banco Mundial en la sede de Washington llevaban un lazo azul con el que mostraban su rebeldía frente al presidente de la institución, Paul Wolfowitz. Los lazos azules ya no están y Wolfowitz, después del escándalo de la promoción de su novia en la institución, se irá el 30 de junio. Pero el ambiente de frustración permanece y Zoellick, nominado por el presidente de EE UU, sabe que lo primero es ganarse a un staff con una incomparable experiencia en el difícil campo del desarrollo.

Algunas de las medidas destinadas a este fin pueden pasar por la recomposición de algunos despachos donde hay altos funcionarios muy próximos a Wolfowitz.

Zoellick, que ya ha hablado con Bill Clinton (por la labor de su fundación) y con sus predecesores en el cargo, James Wolfensohn y Robert McNamara, es un hombre que tiene fe en el libre mercado, y en Washington cuentan con que ello deje una cierta impronta en el trabajo de una institución internacional cuyo objeto es ayudar al desarrollo y combatir la pobreza y que, como su 'hermana', también nacida del acuerdo de Bretton Woods hace más de 60 años, debe ajustar su papel en el futuro para dar más relevancia a cuestiones como la inmigración, la sanidad y el medioambiente.

La lista de deberes que se ha impuesto Zoellick no ha sido desvelada aún, pero lo que sí que ha dicho poco después de aceptar su nominación es que hay que ayudar más a África. Pero no sólo a los más pobres.

El que será el nuevo presidente del Banco Mundial ya ha reiterado que es misión del banco ayudar a las naciones en desarrollo que hayan conseguido un cierto grado de éxito económico, porque 'en ellos hay muchos pobres y problemas estructurales'.

El banco ha afrontado últimamente muchas críticas por prestar a naciones en desarrollo como India o China que tienen acceso a los mercados de capitales, ahora que la liquidez sobra y que, además, en el caso de China nada en la abundancia de sus reservas. Estos países recibieron unos 11.000 millones de dólares, la mitad de su presupuesto de ayuda, el pasado año. Zoellick cree que el soporte a estas naciones debe cambiar y enfocarse más a la asistencia técnica.

Una de sus principales misiones es reponer la caja del IDA, el fondo para ayuda, que necesita de unos 30.000 millones para los próximos tres años. La otra es la lucha contra la corrupción que empezó Wolfensohn y continuó Wolfowitz, con una ejecución que puso a la mayor parte del personal del banco en su contra y registró pocos éxitos.

Un diplomático pragmático

Tiene un amplio currículo al servicio del Gobierno de EE UU y cercanía a la familia Bush. Abogado de 53 años, más pragmático que ideólogo, ha pasado por la vicepresidencia ejecutiva de Fannie Mae (institución hipotecaria regulada por el Estado), representado a su país como alto responsable de comercio internacional y ha sido el número dos del departamento de Estado con Condoleezza Rice. Fue uno de los protagonistas del lanzamiento de la Ronda de Doha y ha tratado de cerrar un acuerdo de paz en Darfur. Al Banco Mundial llega desde la vicepresidencia de Goldman Sachs.Pese a esa cercanía a la Administración y por separarse de la percepción que dejaba su predecesor, al que se le acusaba en muchas ocasiones de dirigir el banco como si fuera una agencia de EE UU, ha dicho que liderará el Banco como un internacionalista. 'Estoy orgulloso de ser americano pero este papel es distinto porque se trata de una institución internacional'.Zoellick tiene que aprovechar la buena relación con Europa al frente de una institución crucial en la promoción del desarrollo y la lucha contra la pobreza de la que se esperan reformas, resultados tangibles y una acción rápida por si el libre mercado en el que cree entra en crisis, como en Asia en 1997, y tiene que ser de nuevo la institución la que insufle fondos a los países en desarrollo.

Una tradición que no se sostiene

El departamento del Tesoro hizo algo poco usual un día después de que George Bush nominara a Robert Zoellick para dirigir el Banco Mundial: emitir un comunicado de prensa con citas de editoriales, de líderes políticos nacionales e internacionales y algún analista dando la bienvenida a la decisión del presidente. No obstante hay un 'pero' que se ha resaltado sobre todo por muchos gobiernos de países en desarrollo (sobre todo africanos), académicos y economistas. Zoellick es una buena elección pero el proceso debería ser abierto y Bush no sólo tendría que haber presentado más candidatos, para que el consejo del Banco decidiera sobre uno de ellos, tendría además que finiquitarse el sistema por el que Estados Unidos elige al presidente del Banco Mundial y Europa al del Fondo Monetario Internacional.

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