Rivero y Sanahuja, cara a cara
Probarán el café que sirvan en el consejo de administración de Metrovacesa el presidente de la compañía, Joaquín Rivero, y el primer accionista, Román Sanahuja? Esta semana, previsiblemente, ambos se verán las caras en el consejo que debe celebrar la primera inmobiliaria española para convocar junta extraordinaria. Y los ánimos están caldeados.
La familia Sanahuja, con el 39,6% de la compañía, ha solicitado la celebración de junta extraordinaria para tratar de tumbar algunos de los puntos aprobados en la pasada junta general de accionista de Metrovacesa, celebrada en junio de 2006. En aquella junta, entre otros puntos, se aprobó la posibilidad de que el consejo dé luz verde a una ampliación de capital de 1.000 millones de euros sin derecho de suscripción preferente. De llevarse a cabo dicha ampliación, la posición accionarial de Sanahuja sería inferior a la actual y tendría todavía menos influencia sobre las decisiones del consejo.
Sanahuja ya trató el pasado año de hacerse con el control total de la compañía. Lanzó una opa a principios de marzo por el 20% del capital, pero Joaquín Rivero y su socio Bautista Soler respondieron con una contraopa superior. Sanahuja trató de replicar de nuevo, pero todas sus iniciativas, como ofrecer 90 euros por acción intentando evitar tener que lanzar una opa por el 100%, fueron paralizadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
A finales de septiembre finalizó el periodo de suscripción de las ofertas y a pesar de que la familia Sanahuja elevó su participación hasta casi el 40%, Rivero y Soler lograron alcanzar el 36,1% y mantener así el control del consejo de administración; es más, redujo el peso de los Sanahuja al apartar a Román Sanahuja -el cabeza de familia-, de la comisión ejecutiva. Román Sanahuja y sus hijos Román y Javier ocupan tres de los 18 asientos del consejo de administración.
Si alguien pensó entonces que la contienda había terminado tras la finalización de la aceptación de las ofertas, se equivocaba. La familia catalana ha demostrado que efectivamente quiere tomar el control de la compañía, y volverá a intentarlo. Y Rivero es por otra parte un empresario curtido ya en batallas similares; no va a tirar la toalla. Por ley, ninguno de los dos frentes puede comprar acciones de Metrovacesa hasta mediados del próximo mes de marzo e incrementar así su participación en la compañía. Pero tampoco se van a quedar parados durante este periodo.
En enero el presidente de Planeta, José Manuel Lara, compró el 5,1% que estaba en manos de Bancaja, por 632 millones de euros. Posteriormente la firma valenciana Construcciones Valenciana Constitución adquirió la participación de la CAM en Metrovacesa (un 2,4% del capital), según ha informado el diario Levante, por 308 millones. La semana pasada, la inmobiliaria cordobesa Prasa compraba a Rivero y a Soler un 3% de su capital en Metrovacesa pagando 90 euros por acción (por debajo de los 124 euros a los que cotizaban los títulos de la compañía). Son todos movimientos accionariales que difícilmente se entienden fuera del contexto de enfrentamiento entre Sanahuja y Rivero.
Lara aseguró a Joaquín Rivero en el momento de su entrada en Metrovacesa que su intención era la de tender puentes entre ambos contendientes desmarcándose así de Sanahuja.
Lara y la familia catalana han hecho negocios juntos, pero decir que el presidente de Planeta ha llevado a cabo la operación en nombre de Sanahuja o instado por éste sería decir que estaba incurriendo en una práctica ilegal; así que no se dice. Igualmente, según el diario Levante, la empresa valenciana que ha comprado el 2,4% de la CAM en Metrovacesa estaría relacionada con Bautista Soler. Por otro lado, la compra de Prasa del 3% de la inmobiliaria responde al compromiso con los bancos de Rivero y Soler de vender para financiar la contraopa que lanzaron el pasado año.
Posible compra de otra inmobiliaria
Un escenario por el que apuestan expertos del sector es la compra por parte de Rivero de otra inmobiliaria, fusionarla con Metrovacesa y diluir la participación de Sanahuja. Entre ellas, alguna de las grandes inmobiliarias españolas no cotizadas, que gracias al boom vivido por el sector en la última década barajan cifras de ingresos superiores al de muchas compañías cotizadas. O una inmobiliaria francesa y realizar la operación a través de Gecina, controlada en casi un 70% por Metrovacesa.
Esta posibilidad no es disparatada en modo alguno. Ya el año pasado Joaquín Rivero admitió en una rueda de prensa celebrada en plena guerra de opas, a mediados de 2006, que había previsto la compra de Colonial, pero que la oferta de la familia Sanahuja había paralizado la operación. Finalmente fue el empresario sevillano Luis Portillo, al frente de Inmocaral y alumno aventajado de Rivero -participó en el capital de Metrovacesa entre 2003 y finales de 2005- quien compró Colonial, en una operación valorada en 3.761 millones de euros.
Además, el comunicado de Metrovacesa enviado la semana pasada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores en el que, al dictado de Rivero, se daba cuenta de la solicitud de convocatoria de junta extraordinaria, se sugería dicha posibilidad. La compañía decía lamentar que la petición de Sanahuja se produzca como reacción a la posibilidad de ampliar capital en un momento donde puede resultar especialmente necesaria 'para facilitar la realización de operaciones corporativas de interés para la empresa'.