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Empresas

Los arrepentidos franceses de la deslocalización

Medianas industrias que trasladaron producción inician el retorno

Algunas empresas francesas han iniciado el camino de regreso a la producción en el país galo, decepcionadas por el tímido ahorro de costes que les ha reportado la deslocalización en otros países, fundamentalmente China.

Todavía no son suficientes para describir una tendencia, pero demuestran que la deslocalización de la producción hacia países que auguran una fuerte reducción de costes -sobre todo una mano de obra más barata-, no es la panacea universal. Determinadas empresas francesas, decididas a seguir el camino planetario de la deslocalización, han decidido 'relocalizar' su producción en el país galo.

Para la filial francesa de Samas, líder en Europa de mobiliario de oficinas, la aventura china, que comenzó en el año 2000, se terminó en 2004 con la liquidación de la empresa. El nuevo pistoletazo de salida, en 2004, se planteó de otra forma. Y ahora la primera filial del grupo europeo, con una cifra de negocio de 96,4 millones de euros y cerca de 800 empleados se implanta en suelo galo. La mitad del ahorro de costes de producción obtenidos en China, estimado en un 20%, ha sido absorbido por los elevados costes de transporte. Y la empresa salvará el 10% restante con una reorganización del proceso de producción. Según Samas, su sector necesita estar cerca del cliente, en su mayoría empresas cotizadas en el índice CAC 40 que demandan productos personalizados. El transporte en barco desde China no sólo aumentaba el precio por el pico que ha alcanzado el petróleo en los últimos meses, sino que además retrasaba de cuatro días hasta ocho semanas el proceso de creación de un mueble cuando el montaje final se realizaba en China. El problema residía además en los 'costes ocultos'. Una vez evaluada la diferencia de coste de la mano de obra, las empresas se lanzan a la conquista de países donde resulta más barata. Pero, una vez analizados las diferencias de calidad, el precio de la formación de la mano de obra, el tipo de cambio, los seguros, los transportes, etcétera, no siempre se sale ganando.

La misma necesidad de proximidad con sus clientes llevó hace cuatro años a la enseña de tejidos de punto La Mascotte a abandonar la producción en los países europeos del Este y del norte de África, la única forma según los responsables de la empresa de responder mejor a las necesidades de sus clientes.

Ir a contracorriente

El caso de la cooperativa de productos ópticos Atol, con 650 puntos de venta en Francia, cinco en Suiza y 1.700 empleados, añade una postura militante a las ventajas económicas. En un primer tiempo, esta empresa, que en 2005 realizó 248 millones de cifra de negocio, se llevó de China a Francia el 5% de la producción de sus monturas de gafas. Y en mayo de este año abrirá un nuevo centro de logística y de aprovisionamiento que además contará con un centro de llamadas, un taller de montaje, un almacén y un punto administrativo.

La intención de esta compañía es 'ir a contracorriente de la tendencia general del mercado óptico, orientado a deslocalizar los centros de producción'. Para Atol, 'la creación de esta nueva planta forma parte de la voluntad de la compañía de desarrollar una política económicamente responsable y crear sinergias entre su propio desarrollo y sus orígenes', según un comunicado difundido por la compañía. Asimismo, a mediados de 2005, Sullair Europe, fabricante de compresores de aire para la industria, con 160 empleados en Francia, devolvió al país galo parte de sus operaciones de ensamblaje, realizadas hasta entonces en Estambul y en Shenzhen (China).

Razones equivocadas

Según Peer de Jong, profesor de 'estrategias de conquista de los mercados asiáticos' en la Escuela de Guerra Económica, las empresas francesas, las pymes 'deslocalizan por objetivos equivocados'. La mayoría de ellas 'sólo considera razones de costes, y se lanzan a nuevos mercados mal preparadas', según recoge la prensa francesa. De ahí que muchas empresas 'vayan a China porque hay que ir, no porque resulte interesante para ellas'.No obstante, el número de deslocalizaciones de empresas francesas sigue a buen ritmo. Sólo en la última semana se ha sabido que la marca de bañadores Arena llevará a finales de marzo su único centro de producción mundial a China. El constructor aéreo Airbus no excluye 'externalizar' parte de la producción 'a países no miembros del grupo'.La filial de la aseguradora AON en Francia trasladará 58 puestos de trabajo a Rumanía, y la alemana Metzler reubicará 310 empleos franceses en Túnez.

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