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Tribuna
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Migraciones y codesarrollo

Los inmigrantes extranjeros son agentes de desarrollo, actores de cooperación entre países de destino y de origen, según el autor. Un papel que, en su opinión, juegan no sólo a través de las remesas, sino también mediante otra serie de aspectos cuya importancia subraya

Junto a temas como el precio de la vivienda, el paro y los problemas económicos, la opinión pública española, según la última encuesta realizada por el CIS, percibe la inmigración extranjera como el principal problema que existe en la actualidad en nuestro país.

Sin duda los medios de comunicación -muy especialmente algunos- han contribuido decisivamente en la percepción que los españoles tenemos de la inmigración extranjera, al presentarla como un problema, como una amenaza, como un peligro al que hay que dar respuesta explícita por la vía de la limitación drástica de la entrada de nuevos inmigrantes, del control de fronteras y de la devolución inmediata de los 'sin papeles' a sus países de origen.

El objetivo de este artículo es ofrecer una perspectiva de la inmigración menos difundida, y por ende, menos valorada: presentar los inmigrantes extranjeros como agentes de desarrollo, como actores de cooperación entre países de destino y de origen. Este papel lo juegan no sólo a través de las remesas enviadas a sus países de origen, que constituyen actualmente un monto superior al que reciben los países menos avanzados por todas las ayudas al desarrollo, incluido el mítico -y por pocos países alcanzado- 0,7%, sino -y fundamentalmente- a través de sus inversiones en actividades empresariales -primero aquí y después allí-, a través de la difusión en sus países de origen de conocimientos y de habilidades técnicas y profesionales, a través de la difusión de los modelos democráticos de los países de acogida.

El codesarrollo cabe entenderse como una forma de relacionar migraciones y desarrollo y parte de tres principios fundamentales: primero, la migración internacional es un factor potencialmente positivo, que se hace necesario gestionar, más que controlar; segundo, la tradicional cooperación para el desarrollo, unilateralmente entendida, si no favorece las migraciones sur-norte, parece evidente que no las evita; y tercera, los inmigrantes internacionales presentan la singularidad de pertenecer a dos mundos, lo que puede convertirlos en la era de globalización en muy singulares agentes de desarrollo en sus países de origen.

Como señala Samir Amin, los agentes del codesarrollo son el Estado (cuyo principal interés por participar estriba en regular los flujos migratorios en relación a las necesidades de los países de destino y los de los principales países de origen), las colectividades territoriales (que pueden ayudar a la elaboración de proyectos de desarrollo integrados), las ONG y las asociaciones (que aportan solidaridad, innovación ciudadana, prácticas de intercambio cultural, apoyo a los inmigrantes y sensibilización con la opinión pública), las empresas y organizaciones profesionales (que pueden construir a la formación de capas medias sólidas e integradas) y, finalmente, la universidad y los institutos de formación (cuyo papel es fundamental para la cualificación de los estudiantes extranjeros de cara a las necesidades económicas y sociales de los países pobres).

Los mecanismos, según el autor citado, en las políticas de codesarrollo son el desarrollo de leyes que permitan la movilidad dirigida, que estimulen el retorno y limiten la fuga de cerebros de los países menos desarrollados, la promoción de proyectos de desarrollo y el apoyo financiero y técnico que facilite y posibilite la inserción de los inmigrantes retornados, el reforzamiento del movimiento asociativo de inmigrantes hacia sus países de origen, la conversión de los estudiantes en vectores de codesarrollo, la movilización de las empresas para que acojan a trabajadores extranjeros en estancias de perfeccionamiento profesional, la intensificación del intercambio cultural y artístico y el fomento a la inversión productiva del ahorro de los inmigrantes en los países de los que son originarios. Las migraciones internacionales deben convertirse en el más importante instrumento de desarrollo, en el más destacado factor de reequilibrio socioeconómico a escala planetaria.

Los movimientos de población en el territorio, las redes migratorias han jugado históricamente un papel reequilibrador en la relación población-recursos, un papel de puesta en explotación de nuevos espacios, de nuevos territorios, de nuevas iniciativas.

Sin duda el momento histórico es distinto, los volúmenes de población y los flujos de capitales también, la globalización -más financiera y comercial que demográfica- está en su momento álgido, pero precisamente por todas estas razones el codesarrollo puede contribuir a una globalización con rostro humano, puede ser el instrumento para romper el círculo vicioso emigración-dependencia de remesas-empobrecimiento-falta de perspectivas laborales-más emigración en los países de origen, puede conformarse como una alternativa, como una oportunidad y, a la vez, como una respuesta a la actual situación.

El codesarrollo, asimismo, ha de ser entendido además de como una necesidad económica y social para los países emisores, como una exigencia ética para los países receptores, de lo contrario corren el peligro de quedar varados en la dorada y cálida arena del bienestar material, de la sobreproducción, del plusconsumo, del crecimiento económico... que son precisamente las razones que alimentan la presión migratoria -sostenida y creciente- que los países menos avanzados ejercen sobre los desarrollados.

Pedro Reques Velasco Geógrafo, director del departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria

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