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A fondo

Asalto a Metrovacesa, segunda parte

El primer accionista de Metrovacesa, la familia Sanahuja, propietaria del grupo Sacresa, con el 39,61% del capital, quiere el control de la compañía. Lo viene demostrando desde que a principios de marzo de este año lanzara una opa por el 20% de la inmobiliaria para alcanzar el 44,29%, una operación neutralizada luego por el presidente Joaquín Rivero y su socio Bautista Soler a través de una oferta mejorada.

Ese primer envite, resuelto en septiembre, dejó a la familia catalana como máximo accionista de la empresa rozando el 40% del capital. Joaquín Rivero y Bautista Soler lograron tras las ofertas lanzadas llegar al 36% conjuntamente de Metrovacesa. A pesar de ello Rivero mantenía el control del consejo de administración con el apoyo de todos los consejeros -a excepción de los representantes de la familia Sanahuja- a su gestión y a sus decisiones. Desde esa posición el presidente de la primera inmobiliaria española alejó aun más la influencia sobre el consejo de los Sanahuja al apartar, a finales del mes pasado, a Román Sanahuja de la comisión ejecutiva. Se cerraba así el primer capítulo del asalto de la familia Sanahuja al control de Metrovacesa.

La entrada de la familia Lara en el accionariado de la compañía abre el segundo capítulo. El viernes pasado Inversiones Hemisferio, sociedad de la familia Lara, propietaria del grupo Planeta, anunciaba la compra del 5,18% de la inmobiliaria, en manos de Bancaja, por 632 millones de euros. Joaquín Rivero y José Manuel Lara mantuvieron una conversación telefónica el mismo viernes tras conocerse la operación, en la que, según fuentes de Metrovacesa, el presidente del grupo Planeta alabó la gestión de Rivero al frente de la compañía y el mismo José Manuel Lara se ofrecía como consejero de la inmobiliaria. La comunicación de esa conversación telefónica posterior al acuerdo entre Bancaja e Inversiones Hemisferio parece indicar que Joaquín Rivero no fue advertido por la caja de ahorros de sus intenciones de venta. Fuentes cercanas a la familia Sanahuja también insistieron el viernes en que la entrada de Lara en el capital de Metrovacesa era 'una sorpresa'.

Tanto Sanahuja como Rivero y Soler están obligados a esperar un periodo de seis meses tras la finalización del periodo de aceptación de sus anteriores ofertas para hacer movimiento alguno en Metrovacesa. Hasta marzo de 2007 ninguno de ellos puede operar con el valor de la compañía ni instar a que lo haga otro en su nombre. Tampoco en los meses anteriores, durante la batalla de ofertas entre Rivero y Sanahuja, el presidente de la compañía podía concertar el apoyo de las cajas de ahorro (Bancaja, la CAM y Caja Castilla-La Mancha) a su oferta y por ello la familia catalana estuvo muy encima de las decisiones de vender o no de las entidades financieras. De hecho a principios de septiembre Sanahuja solicitó a la CNMV que obligara a las cajas de ahorro presentes en Metrovacesa a aclarar si vendían o no la totalidad de sus participaciones a la oferta de Rivero y Soler, una decisión que parecía tomada por las cajas de ahorro pero que finalmente no se llevó a cabo.

Fuentes del círculo de la familia Lara indicaron el viernes que ahora pueden convertirse en un puente entre Rivero y los Sanahuja, pero que no serán aliados de los propietarios de Sacresa.

Otras fuentes de Metrovacesa sí se han referido no obstante a la llegada de un 'frente catalán' para tomar el control de una de las mayores inmobiliarias europeas. Aun dando por sentado que la entrada de Lara no obedece a concertación alguna con Sanahuja, su llegada al consejo de Metrovacesa es más positiva para los Sanahuja que para Rivero, cuyo control sobre el consejo de administración de la compañía es ahora algo menor tras la salida de la CAM.

Así, surgen dudas sobre si José Manuel Lara hubiera, por ejemplo, aprobado la reciente decisión del consejo de administración de Metrovacesa de apartar a Román Sanahuja de la comisión ejecutiva de la compañía. Y lo que es un hecho es que la familia Lara y la familia Sanahuja han sido antes socios: Porta Barcelona-Finestrelles, en la entrada sur de la Diagonal, en Barcelona, es un proyecto inmobiliario valorado en hasta 450 millones de euros que incluye zona comercial, de ocio y unas 700 viviendas en el que Sacresa participa en un 50% e Inversiones Hemisferio con más de un 15% (también participa en este proyecto el grupo ACS, según publicó El País en 2003). Sacresa e Inversiones Hemisferio también crearon la sociedad Nueva Plaza de Toros de Barcelona, en la que la primera tiene el 55% y Lara el 30% (el resto está en manos también de ACS) con una inversión de 100 millones de euros. El centro se construye sobre la antigua plaza de toros de Las Arenas y contará con más de 100.000 metros cuadrados sobre los que se ubicará una galería comercial, 12 salas de cine y un club deportivo.

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