Lecciones del escándalo en Hewlett-Packard

Hace dos semanas Hewlett-Packard (HP) se regodeaba en la gloria de un notable renacimiento. El precio de las acciones del fabricante de ordenadores aumentaba. Mientras, se estancaban las ventas y las baterías se le quemaban a su archirrival (...) Dell. Ahora HP acapara titulares por razones muy distintas. Una investigación sobre la filtración de información confidencial (...) dice que utilizó métodos en el mejor de los casos poco éticos y quizás ilegales (...). El martes pasado el responsable de las filtraciones anunció su salida, y Patricia Dunn, que ordenó la investigación, dimitió como presidenta de HP.

La primera lección de estos indecorosos tejemanejes es que el desorden de gobierno corporativo en EE UU está aún, ay, sin resolver (...).

Tal concentración de poder es un error anacrónico. En tiempo de conflicto la labor del presidente es mediar. Puede hacerlo con más autoridad e imparcialidad que uno no ejecutivo. Por el contrario, un poderoso consejero delegado estará hasta el cuello en toda batalla que se libre. Y si el triste deber del presidente es despedir al consejero delegado, ¿entonces qué? La parábola de la desventurada Dunn aclara que separar los dos altos cargos no es garantía de un consejo armonioso. Pero en momentos difíciles ayudará.