Forenses informáticos para combatir los fraudes
El fraude se sirve de las más sofisticadas tecnologías en su permanente huida de la ley y, en su persecución, también surgen empresas con métodos cada vez más punteros con los que destapar fórmulas de blanqueo de dinero o poner freno a una pérdida continua e inexplicable de dinero que desequilibra cada mes el balance. La lucha contra el fraude pasa inevitablemente por el terreno de la informática y si un empresario sospecha del oficio de sus administrativos o contables, o si quiere comprobar que su futuro socio está libre de vínculos con el blanqueo de dinero, nada como investigar en los ordenadores.
Eso es a lo que se dedica Kroll, una multinacional estadounidense del grupo Marsh & McLennan que recaló en España hace tres años (aunque se dio a conocer con un famoso informe sobre Mario Conde) y que está especializada, entre otras tareas, en lo que denomina 'evidencia electrónica y recuperación de datos'. Por ejemplo, un empleado con veteranía en una empresa se ha dedicado a vender información confidencial a un competidor con el que esta compañía prevé cerrar un negocio. Una vez ha saltado la alarma, los técnicos de Kroll rastrean el ordenador desde el que se ha realizado el chivatazo y siguen la pista hasta encontrar la evidencia clave, incluso si fue modificada o dañada con tal de no dejar huella. Es lo que se conoce como computación forense. 'Guardamos siempre la cadena de evidencias ante notario', explican en la empresa.
Pero el fraude puede adoptar las fórmulas más insólitas. Bruce Goslin, director general de Kroll en España, recuerda el caso de una compañía en la que se produjo un desvío significativo de dinero sin que los directivos conocieran la causa. 'Habían cambiado el suelo en la bodega e inflaron la factura de los azulejos que se necesitaron en la obra', cuenta. En ese caso los sabuesos informáticos quedan en un segundo plano y es el momento de recurrir a la intuición. 'Trabajamos mucho la investigación del fraude, ver qué empleado pudo estar implicado, si es de dentro o de fuera de la organización. Y realizamos el proceso completo hasta encontrar los activos desviados', añade Bruce Goslin.
El sector inmobiliario es el que más investigación demanda
La tarea de Kroll se vuelve especialmente sensible en unos momentos en que el blanqueo de dinero está de plena actualidad en España a raíz de la puesta en marcha de la operación Malaya y del descubrimiento de una red de sobornos con epicentro en Marbella. 'Trabajamos con clientes que buscan oportunidades de inversión en el sector inmobiliario y quieren evitar sorpresas', añade Goslin. Así, una de las tareas más importantes que realiza la empresa, vinculada con la detección del dinero negro, es la denominada inteligencia comercial, es decir, facilitar al cliente toda la información necesaria para sus decisiones empresariales. Del análisis de los riesgos de entrada en nuevos mercados, tanto políticos como económicos, al estudio de los antecedentes personales de empleados y de candidatos a un puesto de trabajo. O la verificación de empleos anteriores -huyendo así del peligro de contratar a un Roldán cualquiera- pasando por la investigación financiera para averiguar el estado real de una empresa.
'Nuestra gente mira las cosas de otra manera', asegura Bruce Goslin, ex agente de la CIA estadounidense, curtido durante 14 años de servicio en América Latina. Así, y a diferencia de las auditoras o las consultoras tradicionales, el resultado de las investigaciones de la compañía no termina en el hallazgo del fraude contable, sino que finaliza en el momento en que se ha recuperado el dinero perdido. Para ello, Kroll complementa su operativa con una amplia gama de servicios de inteligencia y una red con presencia mundial y 5.000 empleados.
El amplio abanico de actividades que desarrolla hace necesario un variopinto crisol de profesionales. En la multinacional trabajan antiguos empleados de banca de inversión, periodistas, contables, doctorados en diplomacia, ex empleados de servicios de inteligencia o ex militares. La planificación exhaustiva de posibles escenarios de crisis es otra de las áreas en las que se trabaja. 'Si te planificas mejor que tus competidores, te recuperas más rápidamente', es la consigna. Goslin pone como ejemplo la gripe aviar, que ha puesto en alerta a ciudadanos y empresas y que también está siendo fuente para su negocio. En un mundo contagiado de forma masiva por la enfermedad sería necesario identificar las estructuras críticas y conservar lo imprescindible para garantizar la supervivencia. Todo se puede planificar, hasta el caos más absoluto.
La alargada sombra de Enron
El fraude más clásico es el de contratar servicios con compañías creadas por la misma empresa de forma ficticia, que después se demuestra que no existen, según explican en Kroll. El paradigma de esta estafa fue el caso Enron, gigante energético estadounidense, en cuyo proceso de reestructuración tomó partido Kroll a través de su filial de asesoría corporativa.Las quiebras de los gigantes Enron y Worldcom han sido los dos capítulos de fraude empresarial más escandalosos, aunque las estafas saltan a la primera página de los periódicos con relativa frecuencia.El fabricante alemán de automóviles Volkswagen reconoció este verano irregularidades en la contabilidad de dietas y gastos extraordinarios, después de haber recibido las acusaciones de sobornar a miembros del comité de empresa con viajes exóticos y visitas a burdeles de lujo que costaron varias dimisiones, entre ellas la del jefe de personal.El gigante alemán ha sido investigado, además, por la Fiscalía por una presunta implicación en una red de fraude y sobornos, en la que varias compañías recibían grandes cantidades de dinero a través de pedidos ficticios de Volkswagen.Por lo pronto, las irregularidades contables reconocidas van a tener un coste de cientos de miles de euros, según señaló el propio presidente del grupo.Otro de los escándalos más recientes lo protagoniza la aseguradora sueca Skandia. Varios directivos de la compañía han sido procesados por presunto fraude y soborno, bajo la acusación de haber destinado dinero del grupo a la reforma de apartamentos propiedad de directivos de Skandia o a sus familiares.En mayo, el ex director ejecutivo de la aseguradora fue condenado a dos años de prisión por la entrega de 17 millones de euros a altos directivos en concepto de bonos sin contar con la aprobación del consejo de administración.