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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una deuda llevadera

Si las familias hipotecadas se preocupan cada vez que ven revisado al alza el tipo de interés hipotecario, estas subidas de tipos tampoco sentarán bien a las grandes compañías cotizadas, más endeudadas que nunca. La deuda neta de las compañías no financieras del Ibex 35 ascendía a 175.000 millones de euros, el nivel más alto de la historia y casi el doble que hace dos años. La fiebre de compras de empresas, que ha servido para disparar el resultado de las compañías y para permitir su internacionalización, explica este aumento del endeudamiento. Telefónica ha pedido nada menos que 26.000 millones de euros para comprar O2 y seis empresas del Ibex han duplicado deuda en la primera mitad del año.

¿Padecen las empresas los mismos riesgos que las familias hipotecadas? De momento, no. Sobre todo porque la deuda empresarial se ha destinado a inversiones generadoras de caja, que aportan los recursos para pagar esta misma deuda independientemente de que los vaivenes económicos o de mercado hagan que, en un momento dado, los precios pagados en estas operaciones sean caros. Además, las compras han servido para diversificar el negocio. Ahora bien, Telefónica ha notado en su calificación financiera su apuesta por comprar O2 sin que sus accionistas renuncien a los dividendos prometidos, y tiene peor rating que France Télécom o Deutsche Telekom.

Cuando el ciclo es alcista y hay abundancia de crédito el mercado suele premiar el endeudamiento, pues se destina a inversiones más rentables que el coste de la deuda. Cuando el ciclo se vuelva restrictivo, las empresas más endeudadas pagarán más peaje que el resto, y algunas tendrán que elegir entre reducir el dividendo o perder calificación financiera. Pero el perfil de las operaciones que han motivado este endeudamiento invita a la tranquilidad. No se han hecho locuras, antes al contrario, han sido adquisiciones en mercados maduros y a precios que, a grandes rasgos, no han sido disparatados.

Además, no cabe duda que la asunción de deuda se ha producido en un periodo propicio para ello, con los tipos más bajos de la historia en Europa, que ahora han repuntado pero que se sitúan todavía por debajo de la inflación española y prácticamente a la par que el índice de precios de otros países europeos. Es más, el proceso de creación del mercado único no ha hecho más que empezar, por lo que parece factible que el proceso de adquisiciones corporativas continuará con fuerza en los próximos años y los niveles de deuda corporativa seguirán creciendo.

En todo caso, los nuevos colosos europeos que se van forjando alcanzan una masa crítica en su balance que les permite mantener mejor la calificación de riesgo y logran una generación de caja suficiente para controlar el nivel de endeudamiento. La palpable recuperación de la economía de la Unión Europea debe servir de catalizador para que las corporaciones digieran sin dificultades este proceso de crecimiento acelerado.

Aún así es cierto que algunas empresas han alcanzado cotas de pasivo exigible suficientemente elevadas como para que resulte prudente no superarlas.

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