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Lunes de los fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La pujanza ibérica

El Ibex refleja la fortaleza de una economía que no da muestras de desaceleración

El caso de la economía española empieza a parecerse al del sector de la construcción, a la que tan ligado se encuentra, en cuanto a la persistencia y longitud en el tiempo de los numerosos avisos que la sitúan con unas perspectivas a corto y medio plazo cuanto menos dudosas. En el terreno de la inversión bursátil eso ha llevado a numerosos analistas nacionales e internacionales, en particular en los dos últimos años, a favorecer en sus recomendaciones a otros países europeos como Alemania por encima de España.

La Bolsa española ha tenido un comportamiento claramente superior a la media europea en la última década, pero el año pasado parecía que las recomendaciones que apuntaban a España como una opción de mayor riesgo y con menor potencial de subida, finalmente habían causado efecto. El pasado ejercicio representó el primero desde el año 2000 en el que la Bolsa española y los fondos que invierten en ella obtenían unas rentabilidades medias inferiores a la media de la zona euro.

Sin embargo, en lo transcurrido del presente año los índices bursátiles españoles han vuelto a situarse entre los más rentables del área. A finales de junio pasado la rentabilidad interanual de los fondos pertenecientes a la categoría Lipper de renta variable España ganaban de media un 18,08%, superando el 15,52% de los fondos que integran la categoría de renta variable zona euro.

En el caso de los fondos de inversión parte de esta diferencia de rentabilidad positiva tiene que ver con la existencia de fondos de pequeñas y medianas compañías en el universo de fondos de Bolsa española y también a la inversión residual variable en valores small cap que los gestores de fondos de Bolsa española normales (los que invierten en grandes compañías) tienen en sus carteras. La fortaleza de las pequeñas y medianas compañías españolas también tendrá que llegar un día a su fin, pero de momento sigue sorprendiendo a propios y extraños.

Así, una de las características de la bajada bursátil iniciada el pasado 10 de mayo, y de la elevada volatilidad existente, ha sido el fuerte castigo que han sufrido los índices europeos compuestos por pequeñas y medianas compañías. Las caídas de estos valores han sido muy superiores a las de los índices principales de grandes compañías como el Dow Jones Euro Stoxx 50. En el caso español, aunque si bien es verdad que también han sufrido caídas superiores a las del Ibex 35, las diferencias han sido bastante menores que en el caso europeo y se puede decir que han capeado el temporal de manera muy digna.

Las razones para este comportamiento son bastante similares en realidad para las pequeñas y medianas compañías: los excelentes resultados empresariales y los movimientos corporativos en los que las compañías están involucradas, normalmente en el papel de compradores y con una lógica de expansión geográfica, sectorial o funcional lógicas y aplaudidas por el mercado.

Algunos analistas internacionales se preguntan cómo es posible que la cuarta economía de la zona euro y quinta de Europa se haya mostrado probablemente como la más dinámica del continente en cuanto a operaciones corporativas en el extranjero. Las razones son bien conocidas y, además del crecimiento económico superior, se pueden mencionar factores como buenos equipos directivos, bajos tipos de interés y ventajas fiscales a la compras en el exterior, además de una necesidad de diversificar las fuentes de ingresos.

Precisamente este último punto es el que pone de relieve que incluso los propios mandos de las compañías españolas tienen sus dudas sobre la sostenibilidad del actual modelo de crecimiento español, además de la necesidad de equilibrar la alta exposición a mercados con un alto potencial de crecimiento pero también de riesgo como son los mercados latinoamericanos.

La realidad es que los cimientos de la economía española no son todo lo sólidos y diversificados que desearíamos. La persistencia de los buenos datos macroeconómicos y del sector de la construcción no nos debería llevar al engaño de que los mismos puedan seguir por mucho más tiempo. Como en todo, lo difícil es acertar con los plazos y el tiempo exacto de los acontecimientos.

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