Sin barreras en Pueblo Inglés
Durante años su lugar de trabajo estuvo en el pueblo de Valdela villa, en las Tierras Altas de Soria, donde tras más de seis décadas de abandono, Juan Carlos Medina recuperó para el turismo rural y principalmente como escenario de los más innovadores cursos de inglés. Después vinieron otros pueblos, como La Abadía de los Templarios en Salamanca, otro en Cazorla y otro en la Toscana (Italia). Ahora que el proyecto de Pueblo Inglés está en marcha, Medina, soriano de 48 años, pasa más tiempo encerrado entre las cuatro paredes de su despacho. Para trabajar prefiere que el espacio sea limitado, pero que el equipo sea de profesionales sea generoso en talento. 'Ha de ser de entera confianza porque yo estoy constantemente delegando en las personas. Tienen que saber dar lo mejor de sí mismas'.
Medina compara el funcionamiento de una empresa con el de una orquesta, 'para que suene cada uno debe saber tocar un instrumento'. En este sentido, asegura que está contento porque si por algo se caracteriza Pueblo Inglés es por su juventud: la media de edad está en los 28 años. 'Algo que enriquece enormemente a la organización, en la que siempre hemos tenido claro que teníamos que dar paso a la juventud que viene con ideas frescas'. Si por algo se caracteriza el personal de Pueblo inglés es por su capacidad para comunicarse con los profesores que no son otros que personas de distintos perfiles profesionales y culturales, y de edades comprendidas entre los 18 a los 82 años. Todos los angloparlantes, que viajan hasta los distintos pueblos donde se imparten las cursos de inglés, tienen en común que no son profesores al uso y que viajan a España a vivir una experiencia 'única que les enriquece a nivel personal'. Las labores de Juan Carlos Medina son ahora de gestor y de comercial, así como de relaciones públicas de la compañía. En este sentido, mantiene relación con los distintos ministerios y organismos oficiales, con el fin de impulsar la formación de inglés dentro de la Administración pública. Uno de sus últimos acuerdos lo ha cerrado con la Comunidad de Madrid, que enviará a 170 personas a conocer los programas de Pueblo Inglés. Y es ahora en la época de verano cuando esta empresa, que factura tres millones de euros, se encuentra en temporada alta, ya que es ahora cuando los jóvenes y los profesionales aprovechan para hacer una inmersión en el aprendizaje de la lengua inglesa. Y más que un negocio, lo que destaca Medina de esta compañía es su capacidad para hacer grandes amistades.
El despacho de Juan Carlos Medina es acogedor, pero sin grandes estridencias. Todos los elementos decorativos tienen que ver con la actividad de la empresa. Desde recortes de periódicos estadounidenses, que recogen en reportajes esta iniciativa formativa, a fotografías del pueblo de Valdelavilla. O una bola del mundo. 'No tengo nada personal aquí porque hay que separar ambas facetas'. Lo que si cuida es el orden porque necesita tenerlo todo bajo control.
'Nuestro equipo de profesionales ha de ser de entera confianza porque yo estoy constantemente delegando. Debe dar lo mejor de sí mismo'
Medina se ha instalado en unas nuevas oficinas de un elegante barrio madrileño a comienzos de año, tras la ruptura con su socio Richard Vaughan. No quiere ahondar en los motivos de ese divorcio, 'porque cada uno tiene su parte de verdad, lo único que hay que sacar en claro es que cuando te sucede una cosa de este tipo siempre tienes que salir reforzado'. Y con ganas. Porque este ejecutivo tiene previsto abrir un nuevo pueblo en la zona del Ampurdán (Cataluña). 'Es una apuesta de futuro porque nos gusta apostar y siempre le damos la bienvenida a cualquier idea que nos permita seguir avanzando'. A lo que si le da prioridad es a las relaciones y a la comunicación. 'Al final es lo que vendemos, por eso no me gusta que haya barreras entre nosotros y los clientes. Nos gusta ser muy cercanos', afirma Medina, que ha desarrollado prácticamente la mayor parte de su trayectoria en el sector bancario, en concreto en el Santander, Pastor, Bankinter, y el banco sueco Skandinaviska, donde sufrió los inconvenientes del manejo limitado de un idioma. Asegura que son necesarias, al menos, 2.400 horas para hablar inglés.
La copa que le regaló Michel
Muy cerca, y como único elemento al que le tiene apego, Juan Carlos Medina enseña una réplica de la Copa del Rey que el Real Madrid ganó en la temporada 1992-93. Fue un regalo del nuevo entrenador del Real Madrid Castilla y buen amigo suyo, Michel. 'La tengo conmigo hasta que el equipo vuelva a ganarla. Me hace mucha ilusión tenerla porque soy muy madridista'.Y es el fútbol una de sus aficiones preferidas. Suele practicar este deporte todos los miércoles y domingos.Medina asegura que trabaja de sol a sol, siempre más de 12 horas, aunque de vez en cuando le gusta robarle tiempo al trabajo para dedicárselo a la familia. Tiene un hijo y otro viene en camino. Los fines de semana le gusta retirarse al campo y cuidar el césped o realizar trabajos manuales. 'No sé estar sin hacer nada. Soy una persona que necesita estar constantemente haciendo cosas. No sé estar parado', asegura este ejecutivo, que se define bastante austero. Su despacho puede ser una muestra de ello. Además de la copa que le regaló Michel, de lo único que alardea es de una litografía del pintor extremeño Juan Barjola.Del anterior despacho que ocupaba en las oficinas que compartía, antes de la ruptura, con Richard Vaughan, sólo ha rescatado un cuadro con unas plumas. 'Porque todo vuela', dice.