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De Beers fleta un zepelín para buscar diamantes desde el cielo

El dirigible utiliza tecnología que detecta la presencia de minerales bajo la tierra

La empresa que creó el eslogan un diamante es para siempre en los años treinta y que popularizó el último James Bond interpretado por sir Sean Connery en 1971, De Beers, ha fletado un zepelín junto con el Gobierno de Botsuana para rastrear la zona desértica del Kalahari en busca de las preciadas piedras. La operación, que se inició en noviembre del año pasado, explora la zona de la mina de Jwanen, cercana de la capital de Botsuana, Gaborone.

El dirigible está equipado con tecnología de última generación, distribuida por la empresa estadounidense Bell Geospace, que permite algo inaudito: detectar desde el aire la presencia de minerales escondidos bajo tierra. Unos sensores, capaces de medir la fuerza de la gravedad de una zona de tierra determinada, detectan las formaciones de rocas con menos densidad donde se pueden formar los diamantes.

'Lo que podemos reconocer son las zonas que pueden contener los objetivos deseados, no los minerales directamente', explica John Macfarlane, de Bell Geospace. Un equipo de geólogos analiza la información obtenida para determinar esas áreas. Una vez localizadas, les tocará a los mineros comprobar el éxito de la localización.

La tecnología permite detectar todo tipo de minerales, incluido el oro, así como el petróleo y los gases, desde el aire. El dirigible de De Beers es el único aparato en el que el sofisticado material está puesto a disposición de los cazadores de diamantes. El próximo gran proyecto en el que se embarcará Bell Geospace dentro de dos semanas es instalar su tecnología en un buque que recorrerá el mar de Barent, al norte de Noruega, en busca del también muy valioso petróleo, pero en el fondo del mar.

En función del tipo de búsqueda varían los parámetros para efectuar la exploración. En el caso de los diamantes, la altura óptima es de unos 80 metros. El zepelín, de 78 metros de largo, es la solución perfecta para una tecnología que requiere el mínimo de vibraciones. De Beers probó el sistema a bordo de un pequeño avión pero trepidaba demasiado y optó por el dirigible. El aparato despega con la puesta del sol y trabaja de noche porque se registran menos turbulencias.

Una nave de la empresa Zeppelin cuesta unos siete millones de euros. Pero De Beers ha optado por arrendarla a la compañía alemana. La exploración aérea le ha costado a la empresa este año unos 6,8 millones de euros.

De Beers, que controla la mitad de la producción mundial de diamantes en bruto -un mercado valorado en los 10.800 millones de euros según International Herald Tribune- y que distribuye a través de su central en Londres, la Diamond Trading Company, consiguió en Botsuana unos 32 millones quilates de diamantes el año pasado. Esta cantidad supone los dos tercios de la producción de la empresa con sede en Suráfrica.

En Botsuana, los diamantes representan aproximadamente el 75% de las exportaciones, el 60% de los ingresos estatales y el 33% del PIB. Debswana, la empresa creada por De Beers junto con el Gobierno de Botsuana, es el mayor empleador privado del país.

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