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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Telefónica vuelve a tirar de la Bolsa

La conferencia con inversores de Telefónica ha cumplido con las expectativas que habían depositado en ella los analistas. El guión que habían escrito en sus informes de las últimas semanas se ha escenificado con el aplauso final de la Bolsa. Telefónica ha exhibido primero la fortaleza de sus negocios, la mejor evolución frente a sus competidores mundiales y sus fuertes perspectivas de crecimiento, para luego entrar en el terreno que atraía la mayor atención: la política de adquisiciones y la retribución al accionista. En ambos sentidos, sus mensajes han sido convincentes para el mercado, aunque no tanto para las agencias de calificación de riesgo.

El jueves, César Alierta ya dio por cerrada la era de las grandes compras al señalar que Telefónica había alcanzado la dimensión adecuada. El viernes subrayó la idea de que se congelaban las adquisiciones y se puso un cinturón de 1.500 millones para la inversión neta. Sólo con los fondos procedentes de la venta de activos no estratégicos podrá la compañía afrontar adquisiciones de mayor calado hasta 2007, según prometió.

Conjurado el riesgo de compras con grandes primas que -al menos a corto plazo- destruyan valor, la otra misión de Alierta era seducir a los inversores con una atractiva política de remuneración. Lo ha conseguido. Tal y como reclamaban los analistas, por un lado la compañía se compromete a amortizar las acciones que recompre, en lugar de repartirlas o destinarlas a adquisiciones. Por otro, el grupo anuncia que duplicará en 2009 el dividendo de 0,50 céntimos pagado en 2005, empezando con una mejora del 10% en el que se reparte este año, hasta 0,55 euros, que es el resultado de sumar 0,25 euros de dividendo con cargo a los resultados de 2005 y 0,30 euros de dividendo a cuenta de los resultados de 2006. Al alterarse el calendario de imputación, no habrá un segundo dividendo de 0,25 céntimos con cargo al ejercicio 2005, como estaba anunciado, lo cual generó incertidumbre y perplejidad en algunos analistas, que interrogaron por ese dividendo perdido. Pero el mercado no le concedió importancia y otorgó más valor al compromiso a largo plazo que supone una política de remuneración más agresiva que representa la guinda a unas perspectivas de negocio muy favorables.

El mensaje de que Telefónica presenta la combinación de crecimiento y retribución más atractiva del sector caló en los inversores, que premiaron a la operadora con una subida bursátil del 3,69%, la mayor en 19 meses. La fiesta hubiera sido casi completa de no ser porque Standard & Poor's, ante esa política más agresiva, empeoró la perspectiva de la calificación de Telefónica a negativa, estando como está la compañía en el nivel que considera su suelo.

Telefónica se convirtió con su ascenso en la locomotora de la recuperación de la Bolsa, un papel que no asumía desde hace mucho tiempo. Su escalada permitió al Ibex avanzar un 1,84%, con lo que el índice supera los 11.400 puntos, cierra la semana en positivo y recupera buena parte del terreno perdido en el último temporal bursátil. Los buenos fundamentos de las empresas, sus favorables perspectivas de resultados y sus atractivas remuneraciones se convierten en los mejores aliados de los inversores.

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