El órdago de Volkswagen
La deslocalización industrial no es un fantasma. Es una realidad. Y en algunos sectores, como el de construcción de automóviles, una circunstancia cada vez más presente, a la que sólo se puede hacer frente con altas dosis de sentido común y flexibilidad por todas las partes implicadas.
La mayor automovilística europea, Volkswagen (VW), ha anunciado que llevará parte de la producción del Polo de su factoría de Landaben (Navarra) a Europa del Este, previsiblemente a Bratislava (Eslovaquia), donde también fabrica el modelo. Es un paso más en su amenaza de trasladar carga de trabajo a otras plantas si Landaben no llegaba a un acuerdo sobre su convenio colectivo antes de 7 de abril. Tras 16 meses de negociación infructuosa y paros en marzo y abril la falta de estabilidad en la planta da argumentos a la empresa.
En la tónica general del sector, VW pide a la plantilla de Landaben, donde ocupa a 4.400 empleados, mayor flexibilidad. Los representantes de los trabajadores discrepan sobre la oferta. Mientras UGT parece más proclive al acuerdo, CC OO (como CGT y LAB) se opone con fuerza. Esta central parece no haber aprendido la lección del Meriva, cuando General Motors adjudicó a la fábrica de Figueruelas las inversiones para hacer el nuevo modelo. Entonces, CC OO rechazaba frontalmente la propuesta empresarial, pero una negociación inteligente desembocó al final en que se garantizase la producción a Figueruelas hasta 2015. La diferencia es que VW está hoy inmersa en una dura reestructuración que recortará 20.000 empleos y tiene como clave la utilización plena de la capacidad de sus plantas. La amenaza se dirige a reducir un tercio la capacidad de Landaben, lo que dejaría la producción en un 9% menos que las 211.612 unidades producidas en 2005.
Pero esto no es un mal menor. Aunque la falta de concreción del anuncio de VW deje abierta la puerta a interpretarla como un órdago negociador -en 2003, VW ya se llevó temporalmente producción de Seat por falta de acuerdo en el convenio-, lo cierto es que las inversiones perdidas nunca se recuperan.