Los tiempos piden cambios
El jueves 20, Rodrigo Rato estuvo en el Instituto de Economía Internacional de Washington, un influyente think tank, para explicar en un discurso los planes de reforma para la institución que dirige, el FMI, y que este fin de semana han sido apoyados por los accionistas de esta institución y el G7. Rato capeó algunas críticas y repartió otras en el mismo foro en el que el año pasado, un economista dijo que para el FMI ganara la relevancia que estaba perdiendo lo que se necesitaba 'es una buena crisis'.
El sarcasmo del comentario hizo que la audiencia riera. Ni que decir tiene que nadie quiere más crisis. Pero la ironía es que al FMI, esta institución creada hace 61 para evitar grandes debacles y en las últimas décadas ayudar como prestamista de urgencia a países en desarrollo, sufre del éxito económico que persigue. El crecimiento generalizado, la globalización y el mayor peso e independencia de los países emergentes, le obligan a repensarse que es algo en lo que trabaja ahora su dirección.
El hecho es que la mayoría de los grandes deudores, Rusia, Turquía, Argentina, han repagado, o lo están haciendo, sus deudas a esta institución que actualmente tiene una cartera de créditos reducida, 35.000 millones de dólares, que es la más pequeña desde los años ochenta. Gracias a la importante liquidez actual, los países emergentes pueden acudir a otros prestamistas.
Con menos clientes a los que prestar, el FMI pierde influencia en las políticas de estos países y la economía global porque los créditos están condicionados a requisitos que en muchos casos han pasado por fuertes recortes presupuestarios, privatizaciones o forzado subidas de tipos que han sido muy impopulares. Ahora estos países emergentes están en la misma situación que los desarrollados sobre los que el Fondo ha tenido muy limitada influencia.
Menos préstamos también significa que hay menos ingresos por intereses en las arcas de esta institución y esto es difícil que lo solucione la reforma ahora en marcha. Según un análisis de The Wall Street Journal, en los próximos tres años, el FMI podría 'sostener pérdidas operativas de casi 600 millones de dólares y tener que echar manos de sus casi 9.000 millones en reservas para cubrir el déficit'. El FMI también tiene reservas de oro con un valor de unos 63.500 millones.
Así que mientras el personal del Fondo encuentra acomodo en el nuevo y sofisticado edificio con el que ha expandido su sede en Washington, crece la necesidad de un ajuste de cinturón. La contratación no va a subir y las subidas de sueldo estarán por debajo de la inflación. Además, se plantea cobrar a las naciones por los análisis técnicos y recomendaciones, unos documentos que actualmente son gratis por lo que está por ver que funcione.
El proyecto para reenfocar el Fondo que propone Rato, no obstante, es más técnico que financiero. Pero él considera que no por ello esta institución debe olvidar su labor de ayuda a emergentes. 'Los que olvidan el pasado están condenados a repetirlo', dijo Rato al think tank, citando a George Santayana.
El director gerente dijo que la actual situación financiera no durará eternamente, que hay muchas vulnerabilidades y habrá crisis en el futuro en países emergentes y los que emerjan. Rato ha propuesto una Línea de Crédito Contingente para estos casos y es que los desequilibrios globales y las subidas de los tipos pueden mandar a muchos líderes a su oficina de nuevo.