Bruselas quiere que los europeos paguemos menos comisiones por las tarjetas de crédito
La comisaria de Competencia, Neelie Kroes, ha advertido hoy de los abusos que se dan en el mercado comunitario de tarjetas de crédito, que permiten a las compañías obtener "beneficios inaceptables" gracias a la falta de competencia. Según Kroes, los europeos podrían ahorrar "cientos de euros al año" si el mercado funcionara adecuadamente. Además, la comisaria lanzó un ultimátum a los bancos para que corrijan la situación y abogó por crear un sistema de tarjetas europeo que compita con Visa y Mastercard.
"Estoy harta de que los participantes en el mercado no se comporten como deberían", ha afirmado Kroes. Según ella, este sector es muy importante para los consumidores, que están pagando "demasiado" en la actualidad, por lo que "tenemos que acabar con la situación".
Neelie Kroes realizó estas declaraciones durante la presentación de los resultados preliminares de la investigación sectorial en el sector bancario, centrada en las tarjetas de crédito. El Ejecutivo comunitario ha dado un plazo de 10 semanas a las compañías del sector para que presenten alegaciones, y al término del cual la Comisión Europea tomará las medidas que estime necesarias.
Según el estudio, Alemania y Países Bajos son los mercados de tarjetas de créditos más liberalizados de la UE; en el extremo contrario, sin embargo, podemos encontrar a Portugal, Austria, Bélgica, Italia y Finlandia. España se encuentra en el mismo caso que la mayoría de Estados miembros: "la competencia no funciona", declaró Kroes.
Entre las posibles soluciones, Kroes abogó por la necesidad de crear un auténtico sistema europeo de pagos con tarjeta. "Necesitamos urgentemente un sistema de tarjetas europeo para competir con Visa y Mastercard", señaló la comisaria, insistiendo en que hay que acabar con la fragmentación en mercados nacionales.
Cada año se realizan un total de 23.000 millones de pagos mediante tarjetas de crédito en la UE. El Ejecutivo comunitario cree que si el sector estuviera menos fragmentado por países y fuera más competitivo, ganaría en eficacia para las empresas y reduciría los costes para los consumidores. Según los cálculos de la Comisión Europea, si todas las formas de pago transfronterizas, incluidas las tarjetas, fueran tan fáciles como los pagos nacionales, la economía europea podría ahorrar entre 50.000 y 100.000 millones de euros al año.