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Tecnología

La guerra de navegadores cambia de frentes

Hay quien ya habla de la segunda guerra de navegadores. Sin estadísticas fiables, Microsoft y la fundación Mozilla se tiran los datos a la cabeza para demostrar que su navegador es el preferido de los internautas. Parece claro que Firefox sólo ha superado la barrera del 10% de cuota de mercado en algunos países, o en sectores específicos de usuarios, como la comunidad geek, y que su fulgurante ascenso se ha ralentizado. En el medio, Opera trata de hacer más cómodo el agujero que abrió entre ambos. Así las cosas, y con la vista puesta en la integración de multitud de formatos y en medio de la locura de los dispositivos portátiles, ambas se preparan para seguir en la batalla. Los usuarios, mientras tanto, sólo piden una cosa: más seguridad.

El símil bélico para la lucha comercial en el sector de los web browsers se utiliza desde que el auge mundial de Internet obligase a Microsoft a reaccionar en la década de los 90. La compañía de Redmond había subestimado de una manera muy notable el potencial de la red. No sólo había ignorado lo que podía ganar con los servicios a través de Internet, sino que incluso calculó mal la posición estratégica que suponía estar en el tubo por el que entraban los usuarios.

Mientras el navegador Netscape se extendía a marchas forzadas por el mundo virtual, llegando a estar instalado en ocho de cada diez ordenadores en 1995, Microsoft preparaba la respuesta. Después de dos versiones casi invisibles, en 1996 llegó Internet Explorer (IE) 3.0 y un solo un año después, la cuarta versión. Pronto el producto del gigante informático igualó en prestaciones al de su competidora, y la cuota de ésta comenzó a caer.

Casi con Netscape, en 1994, nacía Opera, que primero fue de pago, después funcionaba como adware (gratis con anuncios, de pago sin ellos) y que finalmente se distribuye como software gratuito. Aunque no supera el 3% de cuota, es conocido por su fiabilidad y no es difícil encontrar a usuarios que alaban sus ventajas y su rapidez.

De las cenizas al fuego

Con el lanzamiento de versiones sucesivas que sólo provocaban más inestabilidad, y con la distribución gratuita del Explorer en la familia de sistemas operativos más usada, Windows, justo en el momento en el que los PCs invadían los hogares del mundo entero, la suerte de Netscape quedó echada. Tras su bancarrota y la compra por America Online, el Explorer se quedó sólo en el mercado. Falta de estímulos competitivos, Microsoft no ha lanzado más versiones de su navegador desde hace cinco años, cuando salió al mercado la sexta.

Las cenizas de Netscape cayeron en la fundación Mozilla, en forma de código libre. Con la capacidad para basarse en ese navegador, y con la libertad del software abierto, los colaboradores de este proyecto rehicieron el programa de arriba abajo. La propiedad intelectual impidió que el nuevo navegador se llamase Fénix, así que fue lanzado en 2003 como Firebird, y rebautizado luego como Firefox.

De pájaro de fuego a zorro de fuego, el navegador de Mozilla se ha ganado en los últimos dos años un hueco suculento en el mercado. Y lo ha hecho con mucha rapidez. A ello ha contribuido el impulso de los entusiastas del código libre, pero también han tenido mucho que ver la estabilidad del programa, su sencillez de uso y sobre todo, la incorporación de nuevas funciones.

La respuesta de Microsoft al uso creciente uso de Firefox ha sido lanzar un nuevo producto, IE 7, que incorpora las principales características de su competidor: navegación por pestañas (que permite abrir varias páginas en una sola ventana de navegador) y capacidad para RSS, la llamada sindicación de contenidos (usada para recibir contenidos de páginas prefijadas).

¿Más pestañas?... Mejor más seguridad

Parece sin embargo que la primera batalla de esta segunda guerra no va estar en las funciones. Ni en el diseño.. Los usuarios van digitalizándose a buen ritmo, y cada vez hay menos gente que necesite de la llamada ¢evangelización¢ tecnológica, así que el siguiente paso de los desarrolladores de este tipo de software no es simplemente el de compatibilizar más funciones con más sencillez, sino ofrecer lo que demandan los consumidores: más seguridad.

Las amenazas que los usuarios perciben como serias vienen en estos momentos de dos frentes: los intentos de phising y los agujeros de seguridad que las empresas califican como vulnerabilidades. Es aquí donde Mozilla y Microsoft quieren luchar. Y en esa pelea cada una cuenta con potentes argumentos.

Si los de Seattle recuerdan que la maquinaria más potente de desarrollo, la suya, está detrás de IE 7, en la Fundación Mozilla señalan que el trampantojo de Firefox, al igual que el de otros de sus programas, es código abierto. Los primeros explican que están volcados en el diseño de herramientas más seguras, y en parchear aquellas en las que se detectan agujeros, mientras que los segundos entienden que libre es sinónimo de transparente: lo que está a la vista de todos es fácil de ver… y de arreglar.

En cuanto al phising, el timo que consiste en obtener información sensible del usuario engañándole para hacerle creer que está en un entorno seguro, ambas prometen ya mejores herramientas, que le avisen del riesgo cuando navegue por ¢malas zonas¢ o incluso le eviten caer en la trampa que le han tendido.

De la guerra de trincheras a la guerra relámpago

Otra batalla distinta es la de los dispositivos móviles, tanto ordenadores de mano (también conocidos por PDAs) como teléfonos. Microsoft se ha impuesto a Palm en la primera generación de PCs portátiles con sus sistemas operativos Windows CE, Windows Pocket PC y Windows Mobile, y en todos ellos ha incluido una versión ligera de su navegador estrella. Aunque este mercado está lejos de ser maduro aún, esta vez Microsoft se ha anticipado a los demás y lo domina con comodidad. Sólo de momento.

En teléfonos móviles, no hay un claro ganador, aunque la versión móvil de Opera, el tercer navegador en discordia, se adelanta a otras soluciones. Opera ya está disponible y en servicio en una amplísima gama de teléfonos e híbridos de este tipo, y sobre varios sistemas operativos, desde los propios de una marca (como es el caso de Nokia, que ha apostado fuertemente por él) hasta dispositivos que utilizan Linux e incluso Windows Mobile. En este último escenario, quizá donde más podría avanzar, sigue siendo sin embargo una versión Beta (en pruebas).

Las estadísticas, poco fiables, nos hablan de una situación actual de estancamiento, con Explorer ligeramente por debajo del 90%, y con el navegador de Mozilla en torno al 10%. El resto del mercado, mínimo, lo ocupan varios programas minoritarios. Si Firefox creció mucho, y rápido, y consiguió superar los 20 puntos porcentuales de cuota de mercado en países como Alemania, en el conjunto del planeta el crecimiento se ha ralentizado desde finales del pasado año.

En cuanto al futuro, la versión 7 de Explorer sólo estará disponible en principio para el sistema nonato Windows Vista, y para los usuarios de XP con el Service Pack 2 instalado que decidan instalarlo, por lo que la versión 6 estará presente aún varios años más, y juntas seguirán en posición de dominar el mercado. Firefox, mientras tanto, seguirá gozando de energía suficiente y ganando popularidad gracias a las imprescindibles acciones publicitarias a escala internacional que ya tiene en marcha.

Así que parece que la segunda guerra de los navegadores en PC será una de trincheras y frentes estáticos, en la que sólo se ganará aquél terreno que ceda el otro al ofrecer menos utilidades, pero sobre todo, menos seguridad en su producto. Expertos consultados por este diario señalan, sin embargo, que la situación será muy diferente en el campo móvil, donde casi todo está aún por decidir. Conforme estos dispositivos y sus nuevas utilidades entren en la vida del ciudadano medio, se hará más cruda la lucha por ser el mensajero de las necesidades de los consumidores. ¿Cuál de los competidores fallará en conectar a los usuarios en cualquier formato, en cualquier soporte, en cualquier lugar?

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