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Secretos de despacho

Una madriguera en I + D + i

Víctor Tarruella se esmera en crear un buen clima laboral y un ambiente cálido

Califica el ambiente laboral en el que trabaja de idílico. Escuchándole puede parecer que Víctor Tarruella, madrileño de 40 años, trabaja en algo parecido al paraíso. Lo cierto es que su despacho en Asesoría I+D+i, la compañía que creó en 1996, ubicada en un señorial edificio próximo al parque del Retiro, está decorado con suma exquisitez. Adelanta que de la decoración se ha ocupado su esposa, María Fernanda Churruca, y que lo ha hecho con muy bajo presupuesto, 'pero con mucho gusto'. Habla muy despacio, explicando con todo lujo de detalle los duros inicios de la compañía en la que hoy trabajan medio centenar de ingenieros, que se preocupan de asesorar a empresas sobre todas las ayudas a la innovación y a la protección del medio ambiente que existen.

'Lo más importante para trabajar es tener buen ambiente en la oficina, y yo le dedico especial tiempo. Lo más importante que tenemos, por encima del negocio, es la cultura de empresa', señala Tarruella, que asegura que todos sus empleados sonríen siempre delante de los clientes. 'Están orgulloso de representar a su empresa. Aquí está prohibido levantar la voz, no se grita, se habla todo', explica. La estancia está decorada en armoniosos tonos cremas, la luz es cálida, y todo invita a la calma. La razón de haber creado este pequeño oasis en plena urbe, se debe fundamentalmente a una mala experiencia de Tarruella en sus inicios profesionales. 'Cuando empecé a trabajar me trataron tan mal, me hicieron sentir tan mal en una compañía en la que estaba, que decidí montar yo mi propio negocio con el fin de que nadie pasara el mismo sufrimiento que pasé yo'. Y explica que más que una empresa lo que ha creado es una madriguera para los jóvenes profesionales que trabajan en Asesoría I+D+i, en su mayoría ingenieros industriales.

'Hay que cuidar todos los detalles porque las relaciones humanas son muy frágiles'. Para robustecer esos lazos, Tarruella tomó la iniciativa de invitar, todos los viernes a las 11 de la mañana, a sus empleados a desayunar. 'Celebramos que la semana se ha terminado, y aunque la tensión es constante no debemos olvidar que somos personas'. Eso no significa, dice este ejecutivo, que alguien olvide quien da las órdenes en la empresa. 'Para ello no hay que perder los papeles'.

'En esta compañía se pueden tener hijos, está bien visto. Es un sitio muy bueno para las mujeres porque pueden hacer carrera'

Otra de sus medidas tiene que ver con los horarios: 'a las siete de la tarde quiero ver a todo el mundo con sus familias, eso en consultoría es muy raro'. Explica que se puede comer en una hora y hacer el trabajo que corresponde a cada uno en ocho horas. 'Si algo no puede hacerlo en ese tiempo es que algo está fallando'. También destaca que esta empresa es muy buena para 'las niñas', esto es, para las mujeres, porque se les permite conciliar la vida familiar con la profesional. 'æpermil;sta es una compañía donde se puede tener hijos, y además está bien visto. Es un sitio bueno para hacer carrera'. Está convencido que con esta cultura de empresa se puede conseguir cualquier objetivo dentro del mundo de los negocios.

Le gusta, y no hace nada por disimularlo, el espacio en el que trabaja. 'Es elegante, sin ser lujoso. Creo que es de mal gusto y un mal ejemplo alardear cuando tienes una empresa. Lo que ganas tienes que invertirlo en que tus empleados ganen más'. Es muy ordenado. 'Lo necesito, no puedo vivir sin orden, pero lo soy para llevar los negocios y con los armarios de mi casa. Me desestabiliza el caos físico'. Sobre su mesa sólo tiene los papeles con los que trabaja en ese momento. 'Todas las noches tiene que quedar limpia, cuanto más papel se acumula peor se trabaja'.

Víctor Tarruella estudió en un internado inglés, más tarde fue a la Universidad en París, el máster lo hizo en Boston. Comenzó su carrera en Barcelona, en el sector de la banca corporativa. Después, trabajó para una aseguradora donde dirigió el departamento de análisis de riesgos financieros. De ahí pasó a montar Asesoría I+D+i, compañía que arrancó con 500.000 pesetas de capital y toda la calle para vender.

Admiración por su esposa

Sobre la mesa del despacho de Víctor Tarruella está siempre presente la fotografía de su esposa María Fernanda Churruca, de la que habla con verdadera admiración. 'No puedo vivir sin ella. Cuando no trabajo todo mi tiempo lo paso a su lado'. También disfruta de la compañía de su hijo de seis años y de su hija de tres.

El segundo bloque de sus aficiones, el bricolaje, también lo comparte con su mujer. 'Nos gusta hacer reformas en las casas que tenemos, pero siempre juntos'. Y su tercera afición es jugar al golf o cazar, 'pero siempre lo hago si mi esposa me acompaña'.

Para aumentar el ambiente cálido de la estancia, tiene una pequeña fuente de estilo feng shui. 'Me transmite mucha tranquilidad. Necesito mucha calma porque soy una persona muy sensible. Todo me afecta. Odio la agresividad'. También quiere destacar un cuadro, que tiene colocado sobre un amplio sofá, de su hermana María Tarruella. 'Me lo pintó especialmente para mí. Me siento muy orgulloso de mi familia'.

Cerca de su mesa de trabajo tiene todo el repertorio de títulos conseguidos a lo largo de su carrera.

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