_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'Flexikurity' en la Cumbre de Primavera

En una reunión de expertos de alto nivel celebrada en febrero en Bad Isch (Austria) para preparar la Cumbre de Primavera que se celebra en Bruselas sobre empleo, bienestar social, sanidad y defensa de los consumidores, el ministro austriaco de Economía y Trabajo propuso como lema para esta cumbre flexikurity, es decir, flexibilidad a través de la seguridad. Su puesta en práctica, según el ministro, se ha de concretar de una forma gradual y, junto a las reformas que en este sentido realicen los Estados miembros, estos principios han de inspirar también los procesos legislativos a nivel europeo como, por ejemplo, en las directivas sobre los servicios y sobre la jornada laboral.

æpermil;sta y otras muchas informaciones que se pueden encontrar cada día en la página web de la presidencia austriaca nos demuestran que, en contra de lo que los mismos austriacos pensaban al comienzo del semestre de su presidencia, el Partido Popular (íVP) gobernante no se está contentando con una gestión de trámite, como le aconsejaron en estudios preparatorios algunos expertos en vista de la poca aceptación que tenía el proyecto europeo entre los ciudadanos austriacos y por el euroescepticismo imperante en los países comunitarios después del semestre británico.

Esta Cumbre de Primavera puede ser, en alguna forma, una alternativa a la que durante la presidencia británica convocó Tony Blair, en el mes de octubre pasado, con el lema El modelo social europeo y su sostenibilidad ante el reto de la globalización, pero que el mismo Blair corrigió, poco después de formularla, temiendo la oposición que provocaría en muchos europeos su intento de reformar el modelo, siguiendo las tendencias anglosajonas.

Ante el fracaso de esa cumbre, unos meses después, comenzada ya la presidencia austriaca, el presidente federal de Austria, en un discurso ante el Parlamento Europeo, afirmó que consideraba 'un tema de una importancia central la dimensión social en la política europea, porque la aceptación del proyecto europeo exige un mercado con un amplio componente social'. Por eso, dijo el presidente, para combatir esa cifra inaceptable para Europa de 19 millones de parados hemos de crear empleo apoyándonos en dos pilares: una economía sana y un sistema social sano. Y el mismo presidente puso como ejemplo de la posible aplicación práctica de esos criterios la Directiva de Servicios, uno de los temas importantes de la cumbre social, en la que se ha de buscar un compromiso que tome en consideración los fundados temores de los trabajadores y de muchos artesanos.

Los recientes resultados de la primera votación sobre esa directiva en el Parlamento Europeo muestran que, efectivamente, se ha llegado a un compromiso que, según el ministro de Economía y Trabajo austriaco, puede representar la línea a seguir en ulteriores negociaciones y responde al modelo socioeconómico austriaco de posguerra de los dos pilares, muy próximo al sistema alemán de la economía social de mercado. El compromiso rechaza el discutible principio del país de origen y establece que las empresas de servicios han de regirse por las normas nacionales del país en el que trabajan.

Además de colaborar en la resolución de problemas inmediatos como el de la referida directiva, que tanto puede contribuir a mejorar el crecimiento económico y el empleo, la presidencia austriaca se propuso también como objetivo prioritario recobrar el interés de los ciudadanos por Europa y reforzar la subsidiariedad.

Para recuperar la confianza en el proyecto europeo se celebró en enero una conferencia en Salzburgo, con ocasión del 250 aniversario del nacimiento de Mozart, bajo el lema The Sound of Europa. Más de 300 personalidades europeas, jefes de Estado, primeros ministros, líderes europeos, parlamentarios, profesores y artistas discutieron sobre la identidad de Europa.

Las palabras del canciller Wolfgang Schüssel en la conferencia inaugural resumen bien el mensaje que se quería transmitir: 'Europa no debe reducirse a ser una idea económica (...). Europa debe encontrar una identidad cultural (...) debe desarrollar el sentido de su realidad y posibilidades para lo que no basta una moneda común pues se requiere un objetivo común y proyectos comunes'.

Archivado En

_
_