El tabaco perjudica seriamente la piel
Los médicos aluden a riesgos cosméticos y de salud
'La Ley del Tabaco está insistiendo mucho sobre los efectos nocivos del hábito de fumar sobre las enfermedades respiratorias, pero apenas se habla sobre la incidencia negativa sobre la piel y sobre las repercusiones cosméticas. Algo que resulta sorprendente en una sociedad caracterizada por el culto a la imagen', afirma el portavoz de la Academia Española de Dermatología, Miguel Aizpún.
Para cubrir este vacío, la academia ha decidido impulsar una campaña de divulgación sobre los efectos negativos del tabaco sobre la piel y la cosmética que, curiosamente, afectan más a la delicada piel femenina, especialmente preocupada por la belleza. 'Estudios clínicos demuestran que las personas que fuman más de 50 cigarrillos al día tienen 4,7 veces más de riesgo de tener arrugas que los no fumadores', subraya el doctor Aizpún.
El portavoz de la academia señala que 'incluso existe una investigación realizada por el dermatólogo británico Douglas Model que revela cómo la mayoría de fumadores con más de 10 años de hábito pueden ser identificados sólo por el examen facial. Así, la cara del fumador viene a ser definida por una serie de rasgos característicos: arrugas muy marcadas, semblante demacrado con prominencia de los huesos, piel de apariencia atrofiada y manchas cutáneas de color púrpura'.
El mal aliento es otra de las influencias negativas del tabaco. 'De la boca de los grandes héroes fumadores que Hollywood vendía en los 60 no sólo salían frases grandilocuentes, sino también un aliento fétido que, por fortuna, no se apreciaba en la pantalla', indica el doctor Aizpún.
También se han constatado otras incidencias, algunas verdaderamente graves, como la placa blanquecina, ligeramente sobreelevada en el punto de contacto del cigarrillo con la mucosa labial y que puede desembocar en cáncer.
Además, los fumadores que sufren melanomas (el tipo de cáncer de piel con mayor mortalidad) presentan un peor pronóstico de cara a su curación.
Efectos
Arrugas prematuras por alteración de las fibras elásticas, un cabello seco y quebradizo, piel atrófica y dificultades en la cicatrización constituyen otras tantas miserias derivadas del hábito de fumar. Además, un ambiente cargado de humo de tabaco tiene un marcado efecto deshidratador para la piel. 'Sólo con que uno de los fumadores reacios a dejar el hábito por motivos sanitarios lo hiciera por razones cosméticas estaría justificada esta campaña', concluye el portavoz de la Academia Española de Dermatología.