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La batalla energética

Los países de la UE se vuelcan en proteger a sus empresas

Los Gobiernos tratan de frenar los esfuerzos liberalizadores de Bruselas

El patriotismo económico no es proteccionismo, sino una herramienta de cohesión social y la condición de una inserción exitosa en la globalización'. Estas palabras podrían atribuirse perfectamente a cualquier actor del tejido empresarial español que en los últimos dos días se haya mostrado contrario a que la alemana Eon tome el control de la primera eléctrica española. La frase, sin embargo, fue pronunciada hace ya siete meses por el primer ministro francés, Dominique de Villepin, a raíz del intento por parte de la estadounidense Pepsico de hacerse con el control de Danone.

Y es que los Gobiernos de la UE han mostrado en los últimos meses un renovado interés por ampliar su capacidad de censura previa sobre las operaciones de absorción de sus empresas por compañías foráneas, y muestran resistencia a que la CE implante un espacio comunitario libre de fronteras en el que las leyes del mercado y de la competencia sean las que marquen el camino. 'El capital no tiene patria, pero sí algunos capitalistas que están vinculados al entorno político'. Así opina Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos, quien cree que se está produciendo un 'neoproteccionismo' que afecta especialmente a Europa.

La contundente oposición mostrada ayer por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a que Eon se haga con la primera eléctrica española no es más que otro capítulo en los intentos de las administraciones por proteger a sus compañías, las cuales, en una amplia mayoría de casos, se han hecho fuertes comprando en el exterior. Por ejemplo, la reacción en verano del Gobierno francés tras el interés de Pepsico de hacerse con Danone fue la de lanzar una legislación para impedir que empresas que operan en sectores estratégicos puedan caer en manos extranjeras. Esta ley aún no ha visto la luz.

Lo expertos advierten de un auge del proteccionismo en la UE

Rechazo luxemburgués

Pero si el Gobierno francés reaccionó con virulencia a las pretensiones de Pepsico, éste no se ha mostrado menos agresivo y rotundo en su rechazo hacia opa hostil lanzada por la compañía india Mittal, el primer productor mundial de acero sobre la franco-hispano-luxemburguesa Arcelor, un rechazo al que se sumó el ministro español de Economía y Hacienda, Pedro Solbes. El Ejecutivo de Luxemburgo se unió al francés y al español en esta campaña e, incluso, fue más allá y presentó este mes un proyecto de ley de opas que contempla desde las llamadas píldoras envenenadas (decisiones que se adoptan para dificultar o encarecer una compra hostil) hasta buscar otro comprador sin consultar a los accionistas. Claro que las medidas proteccionistas no son exclusivamente europeas. En verano, la Administración estadounidense puso tantas trabas a la petrolera china CNOOC en su intento por hacerse con Unocal que desistió de sus pretensiones por el 'ambiente político'.

Queda por ver cómo puede frenar el Gobierno español el ataque de la eléctrica alemana. Zapatero ha asegurado que no tiene previsto hacer uso de la acción de oro que aún posee en Endesa, dado que ésta 'se encuentra en proceso de derogación'. En el pasado, sin embargo, no han hecho falta tales instrumentos para detener una posible absorción, aunque el resultado final no fuera del todo satisfactorio. En diciembre de 1997, la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, impulsó la entrada de la empresa pública Alimentos y Aceites (Alycesa), encuadrada ahora en la SEPI, en el capital de Ebro, una empresa de la cual era accionista minoritario y que era considerada 'estratégica' por el Gobierno de José María Aznar.

Esta medida pretendía asegurar la 'españolidad' de la compañía, en vísperas de su fusión con Azucarera, y ante la amenaza de que la francesa Saint-Louis se hiciera con la empresa. La compañía cerró la compra a Torras (filial de la kuwaití KIO) de una participación del 18% en Ebro por 158,4 millones y firmó una opción de compra sobre el resto, lo cual ahuyentó el fantasma de la absorción.

Alycesa, sin embargo, rehusó ejercer esta opción en 2000, ya que entonces, el precio pactado era tres veces superior al de mercado, lo que provocó una batalla legal entre Kio y la SEPI. El organismo público perdió el litigio y fue condenado a comprar 9,6 millones de acciones de Ebro Puleva, pagando 256,7 millones a Torras, casi el doble de lo que valen ahora los títulos en Bolsa.

Freno. La política interfiere en las aventuras empresariales

Reino Unido ha demostrado ser más permisivo que sus vecinos europeos a la hora de dejar entrar a compañías extranjeras en su tejido empresarial, prueba de ello es el éxito de Telefónica en O2 y el Santander en el Abbey National.Francia y Alemania no han completado la privatización de sectores estratégicos como la energía (EdF y RWE), o las telecomunicaciones (Deutsche Telekom, France Télécom), lo que impide opa hostil alguna.El BBVA se encontró el pasado año con trabas del Banco de Italia, las cuales, finalmente, impidieron que la entidad financiera española completase la compra de la italiana BNL, de la que poseía un 15%.Vodafone encontró más dificultades de las esperadas por parte del Gobierno alemán para que triunfase su opa hostil sobre Mannesmann. Finalmente, se quedó el conglomerado por 178.000 millones de euros en acciones.

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