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Tribuna
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Abróchense los cinturones

Acaba de conocerse la opa que la empresa alemana Eon ha lanzado sobre Endesa, que mejora sustancialmente la efectuada por Gas Natural. Concretamente a 27,5 euros por acción, va dirigida al 100% de los títulos y, a mi entender la variable más relevante, es totalmente en efectivo. La oferta de Gas Natural era una combinación de efectivo y acciones que valoró los títulos en 21,3 euros.

En el argot de las opas, Eon se ha comportado como un caballero blanco. Ha salido en auxilio de la empresa opada para defenderla del opante. Para lograr que esta nueva opa triunfe ya se han comprometido a crear una nueva unidad de mercado en Madrid, que incorporaría las operaciones que desarrolla la empresa alemana en Italia y la potenciación de las actividades en América Latina. La dimensión de la empresa alemana duplica el tamaño de Endesa, dispone de efectivo y capacidad de endeudamiento para efectuar la compra, y parece que ambas empresas son complementarias, con lo que podrían darse sinergias que justificaran un mayor precio. También parece que no será necesaria la venta de activos que era indispensable en la oferta anterior.

Veremos cómo se comportan los distintos actores. De entrada, Eon ya ha avisado de que si se produce el reparto de dividendo antes del cierre de la operación, la cuantía a pagar por título se reduciría en el importe correspondiente. Una decisión totalmente lógica desde una óptica financiera, aunque fuese criticada por el equipo gestor de Endesa cuando fue planteada por Gas Natural.

Los que están de enhora-buena son los accionistas, que ven su oferta mejo-rada un 29%

La CNMV debería haberse pronunciado mañana sobre la opa de Gas Natural, que probablemente hubiese aceptado, y que ahora deberá decidir si la acepta y espera que Eon presente la suya como opa competidora o si se decide a aceptar directamente la de Eon. Sin embargo, antes debería conocerse qué hará el Gobierno español con la acción de oro que todavía tiene, hasta 2007, en Endesa y que le permitiría vetar la operación.

Pero para hacerlo tendrá que encontrar buenos argumentos ya que la existencia de acciones de oro es muy discutida en Europa y la tendencia es a que desaparezca este derecho de veto que se atribuían los Gobiernos cuando nacionalizaban empresas que tenían un carácter estratégico. De ahí el hábil compromiso de la creación de una nueva unidad de negocio, no sea que se interprete que todas las decisiones se tomarán en la fría Alemania. Y, ahora sí, sin tener que modificar sorprendentemente las cuentas anuales, la aprobación deberá pasar por Bruselas.

Sin duda lo más divertido será ver cómo el equipo gestor, con Manuel Pizarro a la cabeza, defiende la segura consideración de oferta amistosa. Les veremos acudir a consideraciones sobre la mejora de la competencia, la defensa de los accionistas, de los consumidores, de los trabajadores y habrá que estar muy atentos por si se les escapa alguna sonrisa burlona que delate que, en el fondo, lo importante es que ya han pactado su continuidad con la empresa alemana.

Los que están de enhorabuena son los accionistas, con Caja Madrid a la cabeza, que ven su oferta mejorada en un 29% respecto a la oferta inicial de Gas Natural. Y también el resto de empresas del sector, especialmente Iberdrola, que ayer subió en Bolsa un 6,19%.

¿Y qué hará Gas Natural? De momento declinar hacer comentarios y tomar un poco de aire. Estoy convencido de que, a pesar de las declaraciones que habían efectuado hasta ahora, estaban dispuestos a subir el precio respecto al que habían anunciado quizás hasta 24 o 25 euros por acción. Era difícil que la opa triunfara lanzándola por debajo de la cotización y esperando que el motivo de la subida fuese el calentamiento del título y que se enfriaría con el paso de los días.

Sin embargo, ahora lo tienen mucho más complicado porque el precio ofrecido por la empresa alemana está muy lejos de su oferta inicial. Además, el hecho de que la compra sea en efectivo casi obliga a Gas Natural a hacer lo mismo, y para ello tendría que explicar cómo financiará un precio tan elevado, ya sea con deuda o con ampliaciones de capital previas a la compra. En todo caso, abróchense los cinturones, la emoción está asegurada.

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