Lluvia de millones sobre los megatemplos de Estados Unidos
Las grandes iglesias protestantes se han duplicado y sofisticado en los últimos cinco años
Muchas no tienen símbolos religiosos. La mayoría tienden más a parecerse a grandes teatros con escenarios gestionados con alta tecnología que a lugares de culto y algunas, como la de Willow Creek, de Illinois, tienen aparcamientos para 4.000 vehículos. Son las megaiglesias protestantes de EE UU, donde sobre todo pastores evangélicos y metodistas reúnen a cada vez más fieles gracias a un fortalecimiento de la fe como fenómeno colectivo y a una eficaz gestión de las congregaciones.
Y crecen rápido. Según un reciente estudio, Megachurches Today 2005, del seminario de Hartford de Connecticut y Leadership Network de Dallas, actualmente hay 1.210 megaiglesias, el doble que hace cinco años; tienen unos ingresos conjuntos de 7.200 millones de dólares; y reúnen 4,4 millones de personas semanalmente. Están dirigidas por pastores que en algunos casos son conocidos como pastorpresarios por sus dotes a la hora de captar dinero de donaciones o con negocios como los libros, vídeos o música.
Aunque la categoría de mega se alcanza cuando hay más de 2.000 fieles semanales en los servicios, la media de ellas atiende a unas 3.612 almas y el 4% a más de 10.000.
Estas últimas son las más profesionalizadas y entre ellas destacan la de Saddelback, en California, o la de Lakewood, en Houston (Tejas), dirigida por el joven pastor Joel Osteen. Esta congregación pulveriza todas las medias, entre ellas la del dinero que maneja. La media se sitúa en seis millones de dólares al año en cada megacongregación (se invierten 5,6 de ellos). En 2004, Osteen tenía un presupuesto de 55 millones de dólares.
En esta liga también está la de Willow Creek. Además de un líder religioso, tiene un equipo de gestión dirigido por dos MBA (de Harvard y Stanford), una estrategia de crecimiento, unos 450 empleados y una consultora.
Scott Thumma, profesor de Sociología de la Religión y uno de los directores del estudio, decía estar convencido de que estas iglesias han proliferado 'en parte porque han respondido creativamente a las nuevas necesidades e intereses de la gente en una nueva realidad cultural'. Y lo han hecho siendo un lugar de culto donde se manda el mensaje de que a través de Dios el individuo sale fortalecido y no se habla ni de victimismos ni de pecadores. Además funcionan como centros sociales en los que los feligreses coinciden para rezar, obtener consejo marital, ofrecer y recibir servicios de ayuda a la comunidad o acercarse a quienes tienen una fe en común.
'Hay mucho que aprender de las megaiglesias y no sólo porque sean grandes'. De esta opinión era el recientemente fallecido gurú de la gestión Peter Drucker, que decía que ésta es 'la única organización que realmente funciona en nuestra sociedad'.
El estudio asegura que uno de los mitos de estas organizaciones es que juegan un papel político importante y que son cercanos a George Bush. Real o no, Bush, evangelista, cortejó con éxito a los votantes religiosos en las últimas elecciones. Lo que es más discutible es que todos le sigan ciegamente. Por ejemplo, la semana pasada 86 líderes evangélicos lanzaron una campaña para pedir acciones contra el cambio climático, algo a lo que la Casa Blanca no es muy permeable.