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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las OPV que nunca llegan

Las empresas españolas son, de largo, las más perezosas a la hora de salir a Bolsa dentro del contexto europeo. Ocurrió durante la etapa de euforia bursátil de la segunda mitad de los años noventa, en la que el ritmo de OPV, aún saludable, quedaba muy por detrás del de otros mercados. Ocurrió en la crisis y ocurre ahora. En seis años sólo se han registrado 11 operaciones de este tipo. Menos que Bolsas como la de Austria, Dinamarca o Polonia, y a años luz de las 154 de Fráncfort, 86 de París, 159 de Londres u 86 de Milán. El mercado español juega en este terreno en segunda división.

BME, la propia sociedad que agrupa los mercados españoles, es un buen ejemplo, porque será con toda probabilidad la última gran Bolsa europea en estar en el parqué y porque lleva arrastrando la OPV desde hace varios años. Pero todo apunta a que se estrenará en el mercado en 2006, un año que puede ser también el del cambio de tendencia general. La banca de inversión prevé hasta seis operaciones próximamente.

Sería saludable para el mercado de valores español que más empresas diesen el salto. No sólo por la posibilidad de captar financiación de cara al crecimiento, sino también para dar liquidez y sangre nueva a un mercado que en los últimos meses ha visto desaparecer numerosas compañías por la fiebre de opas. Cierto es que los bajos tipos de interés desincentivan a las empresas pequeñas de dar este paso por una simple cuestión de costes. Pero los tipos de interés son los mismos en toda la zona euro.

En estos casos se suelen pedir facilidades -descenso de tasas, menores trámites- para animar el mercado. Pero esta sequía parece más bien vinculada a una cultura empresarial que no se ha desarrollado tan en profundidad como aparenta. Las empresas no son mejores o peores por el hecho de estar en Bolsa -si acaso más transparentes-, pero el hecho de que la opción de la OPV se descarte en la mayoría de los casos tampoco es una buena señal. Ojalá se confirmen las previsiones para 2006.

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