Entrenar reduce el 80% de las lesiones de esquí
A no ser que sea usted uno de esos aficionados a la nieve que se concentra sólo en el apresquí y deja para los demás el ejercicio en las pistas, debería pensar en entrenarse un poco antes de irse a esquiar. No es un consejo teórico: los médicos aseguran que ocho de cada diez lesiones sobre la nieve podrían evitarse si los aficionados dedicasen cierto tiempo al entrenamiento.
'El entrenamiento previo debería realizarse cuatro o seis semanas antes de iniciar la práctica del esquí', aconsejan desde la clínica Amstrong Internacional de Madrid, un centro especializado en este tipo de lesiones. Así, los traumatólogos animan a realizar ejercicios que simulen las posiciones de esquí para ayudar al aficionado a reaccionar con rapidez ante una hipotética situación de peligro. Otra de las ventajas del entrenamiento es que reduce el agotamiento y la fatiga de las articulaciones y grupos musculares.
Según el jefe del servicio de Fisioterapia de la Clínica Amstrong, Horacio Bobadilla, en la práctica se dan tres lesiones por cada millar de esquiadores. Un tercio de éstas son en la rodilla, y sobre todo, las lesiones del ligamento cruzado anterior, que son muy graves y serias. Casi todas requieren una rehabilitación intensa. 'El 50% de ellas se localiza en las extremidades inferiores. Otro 40% corresponde a hombros, manos y clavículas y un 10% a lesiones cervicales, lumbares, dorsales o por sección medular', señalan desde la clínica.
La rehabilitación es fundamental en lesiones leves para evitar que la persona pierda masa y tono muscular. En los casos más graves, como la rotura de ligamento cruzado anterior, hay que recurrir a la cirugía y a un largo proceso de rehabilitación.
En los últimos años se está observando también un incremento de lesiones graves en niños debido, por un lado, a que el nivel de competición al que se somete a los pequeños es cada vez mayor, y por otro, a que éstos no tienen resistencia en los huesos y en las articulaciones y su ergonomía y esquema corporal no es el mismo que el de un adulto. Así, a menudo realizan movimientos inadecuados, sufren caídas, y se fatigan antes. 'También hay que añadir la falta del necesario respeto que debe tenerse hacia este deporte. El joven cree dominar la técnica y se lanza por recorridos difíciles y a velocidades muy altas', explican desde la clínica Amstrong. Todo ello ha provocado un aumento de las lesiones que tradicionalmente se atribuían a adultos.