La vuelta atrás del feminismo
Un libro de Maureen Dowd trata el dilema trabajo-familia al que se enfrentan las mujeres
Cuatro décadas después, las cosas no han salido como se suponía que iban a ser. 'No me di cuenta que la revolución sexual tendría la inesperada consecuencia de intensificar la confusión entre sexos, dejando a las mujeres en una maraña de dependencia e independencia según entraban en el siglo XXI'.
La autora de estas líneas es Maureen Dowd, la única columnista de las páginas de opinión de The New York Times, quien ha escrito el libro ¿Son los hombres necesarios? (¿Are Men Necessary?). El libro comienza en el mismo estilo que hace prever su título: 'No entiendo a los hombres. Ni siquiera entiendo lo que no entiendo de los hombres'.
El título de este best seller es provocativo en el mismo estilo que lo es la pluma de esta mujer, de 53 años, ganadora del premio Pulitzer, soltera, sin hijos y que a decir de los colegas de profesión es una de las periodistas más atractivas e incisivas de EE UU.
En la obra, en la que se repasan muchas de sus vivencias, Dowd indaga en las consecuencias sociales de cuestiones largamente conocidas: las diferencias salariales entre hombres y mujeres, las diferentes oportunidades de unos y otros en el mundo laboral y cómo todo ello contribuye a confundir el papel de los hombres y las mujeres, sobre todo en sus relaciones personales, y en la lucha de éstas por mejorar. En este sentido, la conclusión que late a lo largo de la obra es que toda esta confusión no sólo ha arrinconado el feminismo sino que se está produciendo una involución de este movimiento que ella observa con preocupación.
'Probablemente deberíamos haber sabido que la historia del progreso de la mujer sería zigzagueante, que el triunfo del feminismo duraría un nanosegundo y la reacción adversa 40 años', explica. 'Una de las cosas más curiosas es que las mujeres pasaron de jugar con la Barbie a denunciar a la Barbie para luego convertirse ellas mismas en Barbies'.
Dowd, que dice que se mantuvo al margen de algunas de las manifestaciones del feminismo cuando era estudiante (sobre todo aquellas que suponían una masculinización de su feminidad), observa como en las actuales generaciones de universitarias se está retrocediendo con respecto a lo conseguido por sus madres. Cada vez hay más mujeres cursando estudios de MBA, pero también cada vez con más frecuencia éstas sueñan con casarse, tener hijos y no trabajar.
'Hace cinco años se oía con frecuencia como mujeres con altos cargos fantaseaban con la idea de tener una esposa, alguien que representara el papel de cocinera y ama de casa, para que ellas se pudieran centrar en el trabajo. Ahora la fantasía es más retro: ellas quieren ser esas esposas'.
Nombres de soltera
La autora maneja estudios que revelan como el 44% de las licenciadas en Harvard en 1980 habían mantenido sus nombres de solteras tras casarse (en EE UU es tradicional adoptar el apellido del esposo) mientras que en el curso de 1990 eran el 32% y bajando. 'El remake de Stepford Wives (una fantasía sobre perfectas y dóciles amas de casa) no tuvo éxito porque no se vio como una sátira sino como un documental', cuenta.
Dowd observa además como las mujeres temen que cuanto más consigan profesionalmente 'más van a tener que sacrificar' en su vida personal y explica que los hombres que crecen profesionalmente quieren casarse con mujeres que estén por debajo de ellos en el mundo laboral algo que colisiona frontalmente con las aspiraciones de las mujeres que no quieren tener que elegir entre el matrimonio y la mejora profesional. 'Los dos sexos yendo en distintas direcciones han dado lugar a una epidemia de profesionales que se han quedado sin marido ni hijos', añade.
La estadística apoya esta tesis. La economista Sylvia Ann Hewlett publicó en 2002 un libro, Creando una vida: mujeres profesionales y la búsqueda de los hijos, en el que documentaba que el 55% de las mujeres con carrera de 35 años no tenían hijos y el número de mujeres sin hijos a los 44 años se ha duplicado en los últimos 20 años. 'Entre los ejecutivos que ganan más de 100.000 dólares, el 49% de las mujeres no tienen hijos comparado con el 10% de los hombres'.
El libro está siendo fuente de una inacabable polémica en EE UU por que tras lidiar con el retroceso del feminismo, argumenta en uno de los capítulos de la decadencia del cromosoma Y (masculino), y cómo la madre naturaleza ha convertido a los hombres 'en el sexo débil'. 'Los expertos sugieren que en los próximos 100.000 años los hombres pueden desaparecer por lo que se acabará a la vez la revista Maxim, el final de la liga y la pizza fría para desayuno', agrega.
Mujeres calificadas de castrantes
Un ensayo publicado como adelanto del libro en The New York Times el mes pasado fue el artículo más leído en internet en un plazo superior a una semana y se saldó con una avalancha de cartas al director, laudatorias y ofensivas. Dowd anticipa esta reacción en su libro: 'Mientras que un hombre escribiendo una columna de un periódico puede ser percibido como una persona con autoridad, una mujer que haga lo mismo puede ser calificada de castrante'.