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A fondo

El dividendo de Auna enreda la opa

En los tres meses transcurridos desde que Gas Natural lanzara la opa sobre Endesa, una de las cuestiones que más vueltas ha dado en el tiovivo informativo ha sido el destino de las plusvalías que la eléctrica ha recibido por la venta de Auna (1.060 millones de euros). La pelota ha botado una y otra vez en los tejados de las empresas en liza y ha terminado encallando en el de la CNMV, que no ha sabido dar una respuesta satisfactoria a Gas Natural, según el sentir de esta compañía.

El primer asalto procedió de la empresa opante, que amenazó con reducir la parte correspondiente al precio en metálico de su oferta (el 35% de los 21,3 euros ofrecido por título) si la eléctrica decidía otorgar un dividendo extraordinario por Auna, algo que había anunciado en el mes de julio cuando firmó la venta del grupo de telecos. Se trataba de una práctica, dijo entonces Gas Natural, admitida en las mejores plazas internacionales cuando se produce un vaciamiento patrimonial de empresas opadas durante el proceso oferta. Y así lo vino a admitir la CNMV.

Y es que Endesa, que en el verano había prometido otorgar una parte (sobre tres) de los ingresos de la venta de Auna (su consejero delegado, Rafael Miranda no se refirió entonces a las plusvalías), se tomó muy en serio su promesa y lanzó, tras la opa, un plan de retribución propio de una crisis, que se convertiría en su particular contraopa. Así, Endesa ofreció a sus accionistas unos dividendos de 7.000 millones de euros en cinco años, que incluían el pago del 100% de los beneficios extraordinarios generados (esencialmente, Auna). En este punto, Gas Natural volvió a reiterar que la cantidad ofrecida sería descontada del precio de la opa, para dejar claro al accionista que dicho dividendo quedaría diluido en la oferta.

Sin embargo, y pese a contar con el apoyo explícito del presidente de la CNMV, Manuel Conthe, que justificó la medida con una campestre metáfora sobre el mayor valor de una oveja preñada sobre el de la misma oveja ya parida, Endesa tendió una trampa que hacía difícil gestionar el amenazante descuento de Gas Natural y que explicaría el que todavía a estas alturas no se haya conseguido desenredar la madeja.

En la presentación de resultados del tercer trimestre, Endesa aclaró finalmente que el beneficio por Auna no se otorgaría como dividendo extraordinario (no habrá, pues junta extraordinaria), sino que se destinará al cesto del beneficio consolidado del año (la empresa prevé obtener 2.760 millones) y de éste se pagará al accionista 2.000 millones de euros (2 euros por acción). Como anticipo, el consejo de la eléctrica aprobó un dividendo a cuenta de 30 céntimos, a cobrar en enero.

El anuncio alarmó al regulador del mercado, que pidió a Endesa algunas precisiones, tras una sonada suspensión de la cotización de la eléctrica. La CNMV quería saber con certeza quién aprobaría ese dividendo y qué parte del mismo correspondía al beneficio ordinario y cuál al extraordinario, a lo que Endesa respondió, por este orden, que sería sometido a la junta general, a convocar en el primer semestre del año, y que 1,2 euros correspondían a extraordinarios y 80 céntimos al resultado de las actividades ordinarias. Y otra cuestión: los 30 céntimos a cuenta (un 12% más que el del año anterior) corresponderán al ordinario, según la particular correspondencia decidida por Endesa.

La CNMV aceptó públicamente una explicación que dejó vendida a Gas Natural. Porque, aunque por primera vez el regulador le autorizaba oficialmente a reducir el precio de la oferta en la cuantía en que Endesa libere plusvalías de Auna antes de la opa, la eléctrica siempre podrá pagar sin consecuencias hasta 80 céntimos antes de que termine la operación, pues nada le impide pagar varios dividendos a cuenta en el año, según sus administradores. Sin perjuicio de pagar después el resto, si la opa no triunfa.

En su afán de evitar que el mercado deje de creer en sus amenazas de bajar el precio, con las que intenta impedir que los administradores de Endesa vacíen el cajón de las plusvalías antes de la llegada de los nuevos accionistas, Gas Natural ha dado una vuelta de tuerca al rizoso asunto del dividendo. Así, hace unos días, la gasística envió un hecho relevante a la CNMV, en el que le comunicaba su intención de alterar también el precio si Endesa realiza pagos con cargo al resultado ordinario que no sean acordes con la política de dividendos comunicada al regulador el 7 de julio.

En dicha comunicación, Endesa preveía dar un solo dividendo a cuenta y un complementario a pagar en julio. Ello con un pay out (retribución sobre beneficio consolidado) de entre el 50% y el 60%. Si la eléctrica cumple sus previsiones de resultados de 2.760 millones y paga los 2.000 millones prometidos, el pay out se superará con creces. Algo que no plantea ninguna complicación legal, según la eléctrica, porque la junta es soberana para cambiar la política prevista. Además, podría estirar bastante los pagos a cuenta antes de superar esos límites.

Llegados a este punto, indican en el sector, la intención de Gas Natural no es tanto reducir el precio de la opa, como que su amenaza surta efecto y Endesa pague lo menos posible antes de que ésta acabe. Porque, ¿cómo podrá bajar el precio cuando el mercado apuesta por una subida del mismo? Y, de ser así, ¿podrá Gas Natural explicar que en su eventual subida ha descontado también el pago del dividendo de Auna?

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