La apuesta de Telefónica
César Alierta continúa con su política de compras para hacer crecer a Telefónica. Ayer, con media España pendiente del nacimiento de la primogénita de los Príncipes de Asturias y la otra media en pleno puente de Todos los Santos, anunció la mayor adquisición de una empresa española y una de las más voluminosas tanto a nivel europeo como mundial. El primer grupo de telecos español adquiere la británica O2 por 17.710 millones de libras esterlinas, algo más de 26.000 millones de euros. Ello supone el pago de dos libras por acción, es decir, el 22% de prima sobre el valor en Bolsa de O2 del último día de cotización, el pasado 28 de octubre.
Al margen del tamaño de la operación, el movimiento refuerza la posición de la empresa española dentro de un negocio tan duro como el de las telecomunicaciones. Agrega de golpe 25 millones de clientes a la compañía, con lo que la suma total asciende ya a 170 millones, una cifra sólo al alcance de los grupos realmente grandes.
Agrega, también, algunas incertidumbres. La adquisición anunciada ayer supone algo más que ganar tamaño, ya que dispara la deuda de la compañía y hace descender la calificación crediticia. Es indudable que la empresa que preside César Alierta goza de una reputación y un peso específico en el mercado mundial de las telecos. Sin embargo, siempre se le había demandado una mayor presencia en el corazón de Europa. La compra de O2 despeja esa incógnita, puesto que le da penetración en dos mercados maduros y relevantes como Alemania y Reino Unido, y la coloca en otro, Irlanda, que dispone de una seria capacidad de desarrollo.
Este fortalecimiento en el mercado europeo viene a sumarse a la reciente entrada en los países del Este, con la adquisición de la operadora checa Cesky Telecom. Y ello sucede, además, con una Telefónica consolidada en Latinoamérica, sobre todo tras la compra de los activos de Bellsouth en la zona, y con un pie puesto en el mercado asiático por excelencia, el chino, a través de la alianza con China Netcom.
Los analistas, a lo largo de la jornada de ayer, centraron sus críticas en el precio pagado por el grupo español, por considerarlo demasiado elevado. Una prima del 22% no parece lo más aconsejable, aunque en este tipo de operaciones todo es cuestión del coste de oportunidad.
El mercado especulaba con fuerza ayer con una inminente contraopa. Sin embargo, los expertos resaltaban que el hecho de que la oferta sea en efectivo y de que cuente con el apoyo del consejo de administración de O2 dificulta cualquier tipo de respuesta hostil.
El primer grupo de telecos español ha dado un paso más en su ambiciosa estrategia de convertirse en una de las principales operadoras de telecomunicaciones del mundo. La apuesta de la compañía que dirige César Alierta es seria, pero también arriesgada: la capacidad de endeudamiento tiene límites y la gestión de la británica O2 no viene a manos de la ofertante.