Los socios de la UE discrepan sobre cómo afrontar los desafíos
La cumbre de líderes europeos celebrada ayer en el palacio de Hampton Court se limitó a hacer un inventario de los desafíos que afrontará la Unión Europea en las próximas décadas. Los 25 coinciden en que inmigración, envejecimiento y competitividad son los retos para el futuro. Pero no hay consenso sobre la respuesta que debe dar la UE.
Cada uno puede poner el énfasis en un punto diferente o discrepar sobre la necesidad de más o menos Europa, pero todos coincidimos en que Europa debe hacerlo mejor', señaló el primer ministro británico, Tony Blair, al término de la cumbre. El presidente francés, Jacques Chirac, al que se identifica con las posiciones opuestas al liberalismo del líder británico, reconoció que 'nuestros países afrontan enormes desafíos económicos y sociales'. Pero advirtió tanto contra 'la ilusión de encerrarse en sí mismos' como contra 'la embriaguez de la apertura a los vientos de la mundialización'.
Para Chirac, la única respuesta posible es 'una Europa unida', un concepto que Blair prefiere no predicar demasiado entre su electorado. Su ministro de Finanzas, Gordon Brown, va más lejos y considera que la dimensión europea ya no resuelve los problemas en un escenario dominado por empresas, marcas y tendencias económicas globales.
'Quizá no tengamos un consenso sobre las respuestas, pero es un avance alcanzarlo sobre las preguntas', rebajaba la ambición del encuentro Tom Nelly, portavoz oficial del primer ministro británico, poco después de empezar la reunión. La presidencia británica de la UE planteó en junio la cumbre como un hito para la reorientación económica y política del club tras el descarrilamiento de la Constitución europea.
Pero el clima enrarecido que dejó entre los líderes europeos el posterior fracaso del acuerdo presupuestario y el desapego con el proyecto comunitario que cunde en varios países ha obligado a Londres a moderar sus aspiraciones.
Blair empezó por suprimir la segunda jornada de la cumbre, que debía haber tenido lugar hoy. Y ante la creciente presión de los países del Este, se ha visto forzado a vincular la cita de Hampton Court con la negociación de los presupuestos que él mismo vetó el pasado mes de junio. Después de tres meses de inactividad, el Reino Unido ha prometido que hará 'todo lo posible' para cerrar el acuerdo el próximo mes de diciembre.
El paupérrimo resultado de la cita de Hampton Court era previsible. La propia convocatoria fue improvisada por a presidencia británica para calmar el resquemor de sus socios por el veto de Londres a los presupuestos. Después no ha habido, sin embargo, una preparación exhaustiva del encuentro y Blair apenas ha mantenido contactos previos con el resto de líderes. Los atentados del 7 de julio en la capital británica obligaron además a Downing Street a centrar su atención en los problemas internos de seguridad y dejar a un lado su puesto al frente de la UE. El instituto de estudios británico Openeurope repartía ayer en Hampton Court un sangrante documento con los logros cosechados por la presidencia británica hasta ahora: 28 páginas en blanco.
Blair sólo logró ayer el respaldo al documento presentado en la cumbre por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, en el que se resalta que 'la necesidad de reformar y modernizar la economía europea está clara'. El consenso en la cumbre, sin embargo, se ha conseguido teniendo que precisar que los cambios necesarios 'se harán preservando los valores europeos', como señaló el propio Barroso al término del encuentro.
Tecnología, envejecimiento, educación y flujos migratorios
Los resultados de la cumbre se completaron con un consenso en tornos a las prioridades que deben centrar los trabajos de la Unión Europea en los próximos años. El aumento de la inversión en investigación y desarrollo, la urgencia de responder al envejecimiento de la población o de gestionar los crecientes flujos inmigratorios; y la necesidad de mejorar la educación universitaria forma parte de las recetas de Hampton Court. Todas ellas, sin embargo, han formado parte de las conclusiones de anteriores encuentros comunitarios a nivel ministerial o de primeros ministros.
Inmigración clandestina, prioridad comunitaria
La cumbre informal de la Unión Europea celebrada ayer en Hampton Court ha permitido al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, colocar la gestión de los flujos migratorios entre las prioridades comunitarias. La inmigración clandestina figura entre los cinco puntos que los líderes europeos subrayaron ayer como objetivo de su actuación durante los próximos años. 'Lo que ocurre en Ceuta y Melilla no es un problema hispano-marroquí sino europeo', señaló Francia durante la reunión de ayer. El presidente francés, Jacques Chirac, señaló que 'el reforzamiento de los controles de las fronteras de la Unión y la firma de acuerdos eficaces de readmisión son una necesidad imperiosa'. España confía en que la UE dote presupuestariamente estos objetivos comunes.El plan franco-español incluye la intención de aumentar la ayuda al desarrollo de los países de origen de la inmigración; la colaboración con los países de tránsito como Marruecos, y la posibilidad de coordinar el control policial de las fronteras.Zapatero recalcó ante el primer ministro británico, Tony Blair, que ayudará a la Presidencia británica para que sea posible un acuerdo en diciembre sobre perspectivas financieras, 'eso sí, poniendo de manifiesto los déficit que aún permanecen en relación al borrador de acuerdo que produjo la presidencia luxemburguesa', el pasado mes de junio.'Seguimos manteniendo los mismos principios que manteníamos entonces, queremos un buen acuerdo, que sea bueno para España y para Europa', apuntó Fernando Moraleda, portavoz de Zapatero. Es decir, debe asegurarse de que España seguirá siendo beneficiario neto de fondos europeos hasta 2013 y que si hay modificación de los fondo estructurales ésta sea progresiva.