El 'caso Vioxx' ensombrece el negocio de los grandes laboratorios
Las grandes farmacéuticas afrontan la pérdida de confianza del paciente en algunos de sus remedios y menos ganancias tras casos como la retirada de Vioxx, de Merck; de Lipobay, de Bayer, o de Bextra, de Pfizer.
Los últimos escándalos que han sacudido a la industria farmacéutica amenazan el negocio de varias de estas multinacionales, que se han visto obligadas en los últimos años a retirar algunos de sus fármacos más famosos. Así como la pérdida de confianza del paciente, al que en muchos casos se le ha vendido un remedio farmacéutico con agresivas campañas de publicidad y que finalmente su consumo ha resultado ser peligroso.
El viernes pasado un jurado de Tejas recompensó con 253 millones de dólares a la viuda de un hombre que murió después de tomar Vioxx, el fármaco de la estadounidense Merck contra la artritis y que ha sido consumido, sólo en Estados Unidos, por 20 millones de personas.
La multinacional estadounidense retiró el medicamento en septiembre del pasado año tras reconocer que su consumo podría incrementar el riesgo de padecer un infarto. Ahora la compañía debe hacer frente a otras 4.000 demandas, lo que distintos analistas traducen en pagos de hasta 13.000 millones de dólares. Las ventas de Vioxx en 2003 ascendieron a 2.500 millones de dólares.
La primera farmacéutica del mundo, Pfizer, también ha visto cómo las casas de análisis han reducido sus previsiones de negocio después de que su fármaco Bextra, similar al Vioxx de Merck, haya sido retirado este año en Estados Unidos y Europa. La posibilidad de que Pfizer también tenga que afrontar juicios por la comercialización de Bextra, la caída de las ventas de la compañía fl-Pfizer facturó el pasado año 1.290 millones de dólares gracias a este medicamento- y la próxima pérdida de patentes de algunos de sus fármacos han motivado una renovación a la baja de sus previsiones.
El grupo farmacéutico alemán Bayer ha pagado ya cerca de 1.000 millones de euros en indemnizaciones a afectados por el uso de su fármaco contra el colesterol Lipobay, retirado del mercado en agosto de 2001 por sus graves efectos secundarios. Cerca de un centenar de fallecimientos se han relacionado con el consumo de Lipobay.
Desde entonces el grupo germano ha girado su estrategia para impulsar otros negocios, pero ejercicio tras ejercicio debe seguir dando cuenta de las demandas a las que va haciendo frente por la comercialización de este medicamento.
La desconfianza sobre otro tipo de fármacos, los antidepresivos, está creciendo en los últimos años. Un estudio realizado por la Universidad de Oslo ha ligado el consumo de Paxil, de GlaxoSmithKline con el suicidio de siete personas que lo consumieron. La compañía facturó el pasado año 1.900 millones de dólares gracias a este medicamento.
Las autoridades reguladoras de los medicamentos tanto en Estados Unidos como en Europa han alertado sobre el consumo por adolescentes de antidepresivos como Paxil o Prozac, de Eli Lilly.
Las acciones se resienten
Estos casos han lastrado la cotización de varias multinacionales farmacéuticas este año. El viernes los títulos de Merck cayeron cerca de un 8% tras conocerse la sentencia por el caso Vioxx y ayer perdieron un 0,6%. Las acciones de GlaxoSmithKline bajaron un 0,82%.
El valor en Bolsa de Pfizer está lejos de sus máximos. Sus títulos cotizan por debajo de los 26 dólares, un nivel al que la multinacional no había caído al menos en los tres últimos ejercicios. El índice de Standard & Poor's que sigue el recorrido de 13 multinacionales farmacéuticas cotizadas, ha bajado en los 12 últimos meses cerca de un 7%.
Hasta 100.000 personas tratadas en España
El Ministerio de Sanidad estima que entre 70.000 y 100.000 personas pueden haber sido tratadas en España con Vioxx. Fuentes del ministerio consultadas no descartan que también puedan llegar demandas contra la estadounidense Merck en España. El ministerio español fue especialmente crítico con la farmacéutica al mostrar públicamente, el pasado 30 de septiembre de 2004, a través de un comunicado, 'su preocupación por el comportamiento del laboratorio en la comunicación de esta retirada, ya que no ha informado previamente a las agencias reguladoras de la decisión que iba a adoptar'.El principio activo de Vioxx, rofecoxib, fue autorizado en España en el año 2000. Pero el ministerio español fue cauto a la hora de permitir su venta y en julio de 2002, a través del Sistema Nacional de Salud, requirió un visado de inspección para el uso de Vioxx, lo que ha moderado su consumo. Varios médicos de prestigio habían alertado también antes contra este fármaco.A finales de septiembre de 2004, Merck anunció su decisión de retirar el medicamento tras reconocer que su consumo podría incrementar el riesgo de padecer dolencias cardiacas. Sanidad recomendó entonces la suspensión de los tratamientos con Vioxx, a pesar de que los riesgos detectados sólo ocurren tras un tratamiento superior a los 12 meses.