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'Telecos'

Ono cambia de socios para mejorar su oferta por el cable de Auna

La operadora española de cable Ono ha decidido finalmente cambiar de aliados en su puja por el negocio de telefonía fija del grupo Auna. Mantiene a Providence y suma al banco de inversión JPMorgan y las empresas de capital riesgo Thomas Lee y Quadrangle.

Eugenio Galdón, presidente de Ono, decidió en la recta final cambiar sus compañeros de viaje en su intento por crear un gran operador de telefonía fija, que integre el negocio de su empresa con el cable de Auna.

Los fondos de capital riesgo Carlyle, Blackstone y Permira, que en su momento se plantearon pujar, junto con Providence y Ono, tanto por el negocio fijo del segundo operador español de telecomunicaciones como por su filial de móvil, han decidido mantener únicamente su opción por Amena.

El grupo liderado por Ono mantiene a Providence en su equipo e incorpora al banco de inversión JPMorgan y a las compañías de capital riesgo Thomas Lee y Quadrangle en su apuesta por el cable de Auna.

La compañía presidida por Galdón no quiso ayer hacer declaraciones sobre este cambio de socios. No obstante, fuentes conocedoras de las negociaciones aseguraron a este diario que este cambio obedece a 'las reticencias de los fondos de capital riesgo que no estaban dispuestos a aumentar en la cuantía que se le solicitaba su apuesta por el cable de Auna argumentando que ya asumían demasiado riesgo en España'. Galdón en este escenario buscó nuevos aliados que le permitieran mantener una oferta vinculante suficientemente competitiva.

Tanto los principales accionistas de Auna (Banco Santander, Endesa y Unión Fenosa, que controlan más del 83% del grupo de telecomunicaciones) como los ofertantes mantuvieron ayer una estricta política de confidencialidad y mutismo. Fuentes próximas a la operación insistieron en que, tras el proceso de due dilligence (auditoría), las ofertas han tendido a la baja, 'muy lejos de los 12.500 millones de euros que los propietarios consideraban insuficientes'.

Aunque la opacidad sobre el contenido económico de las ofertas sigue siendo la nota dominante, las cifras barajadas por las fuentes citadas llegan a situarse por debajo de los 10.000 millones de euros, incluida la deuda de alrededor de 4.500 millones.

Los argumentos que esgrimen las mismas fuentes para justificar una cifra tan baja se centran en el deterioro que está viviendo en los últimos meses la operadora de telefonía móvil Amena, la joya del grupo.

A pesar del esfuerzo del equipo gestor de la filial móvil, las inversiones en red celular y en desarrollo de servicios han sido prácticamente nulas durante el último año. Particularmente grave, esgrimen, es su nula apuesta por la telefonía de tercera generación (UMTS), que la alejan de sus competidores Vodafone y Telefónica Móviles. Y es precisamente la pérdida de valor de Amena una de las razones que, según las mismas fuentes, obliga a no retrasar la venta de Auna.

El precio, al borde de las minusvalías

Las expectativas de los socios de referencia de Auna, que aspiraban a lograr unas plusvalías de más de 3.000 millones de euros con la venta del grupo, pueden verse ensombrecidas. El Santander, Endesa y Fenosa habían hecho sus cuentas: tienen su 83,4% con un valor en libros de unos 4.000 millones, y la idea era no vender a menos de 12.000 millones, lo que, tras descontar deuda de unos 4.500 millones, dejaba más de 3.000 millones en plusvalías. La realidad es que las pujas han ido a la baja y 'están más próximas a los 9.000 que a los 10.000 millones de euros', según fuentes próximas a la negociación. Aunque el conjunto de los socios gana dinero por encima de los 8.500 millones, el Santander sufriría minusvalías con cualquier valoración inferior a 11.000 millones.

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