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Bruselas se preocupa por su imagen entre los ciudadanos

Ahora más que nunca, la UE necesita explicar sus objetivos de manera clara y comprensible'. La recomendación llegó a finales de abril de los labios de Margot Wallstrom, vicepresidenta de la Comisión Europea encargada de la política comunitaria de comunicación. ¿Demasiado tarde?

'No puedo ocultar que estoy decepcionada', escribe un mes después la vicepresidenta en su blog personal tras la victoria del no a la Constitución en Francia y horas antes de que el proyecto obtuviera la misma respuesta en Holanda. Por primera vez en 50 años de historia de la Unión los votantes de dos países fundadores del club obligan a parar el proceso de integración europea.

Las instituciones comunitarias se debaten desde entonces entre la impotencia y la incredulidad. Y las iniciativas para ganarse la confianza del ciudadano planteadas antes y después de la debacle revelan voluntarismo pero pueden inducir al sarcasmo.

La Comisión Europea, con presencia del comisario de Economía, Joaquín Almunia, presenta el lunes en Madrid una de esas iniciativas: Europa Direct, a la que define como 'un centro de servicios integrados para responder a todas las preguntas generales sobre la UE'. Desde el año 2000, esta red atiende las consultas por vía telefónica y correo electrónico, pero la CE ha decidido potenciar el contacto físico con los europeos.

España, en concreto, contará con 43 de los 400 centros que se abrirán en toda Europa. En algunos de ellos, además de conseguir información verbal y escrita, el público podrá seguir en directo la actualidad de la vida política comunitaria por el canal Europe by Satellite. Una oferta audiovisual que quizá algún telespectador encuentre apasionante pero que corre el riesgo de espantar definitivamente al electorado.

Wallstrom presentará, además, a final de año su programa de trabajo para actualizar las estrategias de comunicación de las instituciones europeas. Uno de los objetivos previsibles es adaptar el mensaje a la realidad de cada país o región. La comisaria no oculta, además, su deseo de renovar la imagen de la UE, eclipsando de una vez esas fotos de familia 'con 56 hombres de traje gris'. La vicepresidenta reconoce también que 'comunicación no es sólo dar información, sino también escuchar al ciudadano'.

La CE parece lejos de ese último objetivo. Sus sondeos, recogidos en un documento de dudosa fiabilidad llamado Eurobarómetro, indicaban hace sólo dos meses que el 63% de los holandeses apoyaban la Constitución y que en Francia, el no sólo contaba con un apoyo del 17% del electorado.

El departamento de Wallstrom tampoco tiene mucho más éxito a la hora de hacerse escuchar: este año destinará nueve millones de euros a subvencionar programas de radio y televisión que raramente conectan con el ciudadano de hoy.

Entre tanta desorientación, algunos políticos comunitarios incluso añoran la posguerra. 'La gente antes no se leía al detalle los tratados, pero tenía confianza en Europa porque proporcionaba paz y democracia', afirma Martin Schulz, líder del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo.

Otros, como el cáustico ex comisario Frits Bolkestein, recomiendan moderación. 'La gente está desencantada porque se han exagerado las ventajas de la UE'.

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