España y Airbus vuelan juntos
España no tiene gran experiencia en la defensa internacional de sus empresas, pero ése es un camino que tarde o temprano debe recorrer. Por eso resulta interesante la controversia que mantienen el Gobierno español y el consorcio europeo EADS, propietario de Airbus, sobre la carga industrial que el nuevo avión Airbus 350 representará para la industria española. El Ejecutivo español no quiere bajar del 8% del total del proyecto, mientras los principales socios del consorcio, Francia y Alemania, desean dejarla en el 5%, un porcentaje equivalente a participación que, a través de la SEPI, tiene el Estado español en EADS y en Airbus.
España cuenta con una larga lista de argumentos a su favor. En los últimos grandes proyectos del consorcio (el A-340-600, el avión de transporte militar A-400-M y, sobre todo, en el gigantesco A-380), la participación española fue de en torno al 10%. Entonces España demostró su apuesta decidida por los nuevos desarrollos del grupo. Algo que, en el caso del superjumbo A-380, no parecía tan nítidamente compartido por otros socios, lo que tal vez facilitó el aumento de la presencia española en el proyecto. En la presentación del A-380, en la sede de Airbus, José Luis Rodríguez Zapatero dejó claro qué espera España del consorcio: 'Trabajo, trabajo y trabajo'. Y así lo ha demostrado, lejos de luchas políticas por el poder en el grupo, como las que mantienen otros socios. El Gobierno español está en todo su derecho de emplear sus armas -en concreto la posibilidad de otorgar ayudas financieras que no violen la competencia- para traer más carga de trabajo al país.
Nuevos proyectos como la planta de Eurocopter en Albacete, o el centro de I+D para componentes de aviación -con ubicación aún por decidir- son muestra de una fructífera relación con EADS que está destinada a volar más alto.