La deslocalización resucita el efecto frontera
La emigración de empresas de La Rioja hacia polígonos del País Vasco y Navarra, conocida popularmente como efecto frontera, parecía enterrada tras las condenas judiciales, a nivel nacional y europeo, de este tipo de ayudas. Sin embargo, la deslocalización global ha vuelto a resucitar antiguos agravios e incentivado la intuición de riesgos futuros. Así que el Ejecutivo riojano decidió ayer reclamar oficialmente 254 millones de euros al Gobierno central por los perjuicios que las desigualdades fiscales fronterizas ocasionan a su territorio. También se ha aprovechado para incluir algunas pequeñas reclamaciones a cuenta de la política educativa, lo que ha hecho que algunos suspicaces apunten que, tras la victoria socialista en las elecciones generales, el Ejecutivo popular riojano parece haber extremado su rigor reivindicativo.
El consejero de Economía de La Rioja aseguró ayer que el Gobierno autonómico está preparado para volver a defender ante los tribunales cualquier desigualdad en materia fiscal que incentive la salida de empresas de su territorio o dificulte la captación de inversiones. La próxima batalla será por el impuesto de sociedades. La deslocalización global pone muy difícil el mantenimiento de las empresas, como para permitir que también los vecinos jueguen a los chinos.