Europa, ¿la nueva farmacia de Estados Unidos?
El farmacéutico canadiense Daren Jorgenson viaja a Europa una vez al mes para explicar el secreto de su negocio. Jorgenson es el propietario de Canadameds.com, una de las mayores farmacias canadienses que opera en internet. Ante la oposición de las multinacionales farmacéuticas a la venta de sus productos en su web -vende artículos comprados en Canadá, más baratos, a estadounidenses-, este empresario de 37 años ha decidido hacer lo propio en Europa.
El negocio emprendido por Jorgenson y otros amenaza el control que sobre las importaciones de sus medicamentos ostentan las grandes farmacéuticas. 'Lo principal que hay que hacer es prevenir que Pfizer haga en el resto del mundo lo mismo que nos ha hecho a nosotros en Canadá', dice. Pfizer, Merck, AstraZeneca y Eli Lilly consiguieron parar en Canadá la actividad de la empresa de Jorgenson.
Los precios de los fármacos en Europa son inferiores a los vendidos en Estados Unidos. Incluso las diferencias de precios entre distintos países europeos es notable, lo que propicia que distribuidoras y empresas en internet traten de sacar partido. ¿Podría entonces convertirse Europa en una nueva farmacia para los ciudadanos estadounidenses? La cuestión ha alcanzado las más altas esferas de la política de Estados Unidos. Mientras que congresistas republicanos presionan para que se permita el comercio paralelo de medicamentos con Canadá, el presidente Bush se opone a ello. El senador republicano Charles Grassley, del Estado de Iowa, es el principal impulsor de esa medida que tanto Bush como las multinacionales farmacéuticas tratan de impedir.
Pfizer, por su parte, trata de controlar el mercado doméstico en los países en los que opera e impedir la exportación paralela de medicamentos. En España, esta compañía ha anunciado que a partir del próximo 1 de junio venderá directamente sus medicamentos a las farmacias, prescindiendo de las distribuidoras que tradicionalmente se han dedicado a ello. La iniciativa ha levantado al sector de la distribución contra Pfizer, al tiempo que otras farmacéuticas se plantean medidas similares si llegara a prosperar la de la compañía estadounidense.
Pfizer sostiene que las distribuidoras españolas venden parte de los medicamentos que reciben de Pfizer al extranjero por un precio superior al que venden en España. Lo que supone un perjuicio económico para la filial española de la primera farmacéutica del mundo, así como para la filial del país al que se venden. Además afirma que dicha práctica está provocando el desabastecimiento de sus drogas en las boticas españolas. A lo que las distribuidoras responden que este negocio paralelo es legal y que es la propia compañía la que está provocando la ausencia de determinados medicamentos en las farmacias.
En resumen, ya sea consecuencia de las nuevas tecnologías o de la era de la globalización -o, mejor, la era de la multinacionalización-, el caso es que determinados actores tratan de sacar provecho a las diferencias en los precios de los fármacos. Y que esta iniciativa levanta tantos apoyos como críticas.
Pfizer estudia menos costes
Por otra parte, Pfizer presentará hoy a analistas un plan de recorte de costes para amortiguar las previsibles menos ganancias por pérdidas de patentes en los próximos años. Según el diario Financial Times, los analistas difieren de cómo va a encarar la primera farmacéutica del mundo la reestructuración que el actual presidente, Han McKinnell, prepara antes de su salida de la compañía, en 2008. La mayoría coincide, no obstante, en que los principales recortes se harán sobre su red de ventas. Y apuntan que podría reducir su plantilla de 30.000 vendedores en un 30%.
Pfizer analiza alternativas a la distribución actual
Pfizer mantiene su intención de distribuir directamente sus fármacos en España, prescindiendo de las distribuidoras tradicionales, a partir del próximo mes de junio. No obstante, la compañía mantiene reuniones estos días con representantes del sector de la distribución y de los Colegios Farmacéuticos para negociar una alternativa.La que ahora mismo está puesta encima de la mesa es la que se conoce como 'precio libre'. Las distribuidoras tendrían el beneplácito de Pfizer para vender al extranjero sus medicamentos, pero a un precio distinto al que venden en España.Según fuentes que han participado en las conversaciones, la ley española especifica que el precio determinado se refiere al precio de venta directa a la farmacia, por lo que podría aprovecharse cierto vacío legal para imponer otro precio distinto cuando no se trata de venta directa. La alternativa requiere un nuevo sistema de seguimiento de fármacos por lo que parece complicado que antes de junio pudiera estar listo, además de tener que salvar posibles trabas legales.