Las fábricas de ideología despiertan en España
Son creadores de opinión, aparecen regularmente en los medios de comunicación y sus estudios son trabajos de referencia para los actores políticos y sociales pero, con todo, continúan siendo auténticos desconocidos entre la mayoría de españoles. Son los think tanks o centros de pensamiento. Desde sus oficinas, analistas e investigadores señalan los problemas de la sociedad y muestran la vía para solucionarlos.
'Un think tank es una institución que elabora opinión sobre cuestiones de interés general, que da criterio. Es una entidad que quiere ir más allá de lo inmediato'. De esta manera explica Jordi Alberich, director del Círculo de Economía, la labor de los centros de ideas.
El fenómeno comienza en España en los años setenta, con la llegada de la democracia, y ha cobrado nueva fuerza en los últimos años. El cambio político supuso la adopción de nuevas maneras de pensar la política, la economía y la sociedad. 'Aquí no ha existido tradición de centros de reflexión. Los primeros que aparecieron tenían un marcado sesgo, estaban vinculados a partidos políticos, sindicatos o empresas', dice Jesús Sánchez-Lambás, secretario general del Instituto Universitario Ortega y Gasset. 'Pero organizaciones independientes, apartidistas, no han prosperado de forma notable'.
Los think tanks suelen estar especializados en materias diversas, como la política exterior o la actividad empresarial. Pero su naturaleza, es decir, que sean partidistas o independientes, es lo que los distingue. Hoy, en España, no habrá más de 20 centros de estudios relevantes, en opinión de Aldo Olcese, secretario general de la Fundación de Estudios Financieros (FEF).
Los grandes partidos políticos mantienen lazos, unas veces sólo ideológicos, otras también institucionales, con diversas organizaciones. Así, en el mundo de la izquierda destacan las fundaciones Pablo Iglesias, Jaime Vera o Alternativas. 'Hemos nacido para renovar el pensamiento progresista porque, si no conecta con las nuevas realidades, se anquilosa', afirma Nicolás Sartorius, vicepresidente de Alternativas. Esta fundación reúne a destacados militantes socialistas, pero en ella niegan depender orgánicamente del PSOE.
En el extremo opuesto, la vinculación con el PP de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) es evidente. Su patronato está trufado de ex ministros populares. Para Javier Fernández-Lasquetty, secretario general de la institución, 'las grandes líneas de trabajo de los gobiernos de Aznar beben bastante de las tareas previas de FAES. Esto no quiere decir que aquí estuviera todo preparado. El PP cogió lo que le interesó, como en un bufé'. FAES existe desde 1989, pero cobró mayor entidad a partir de 2003 al absorber otras tres fundaciones vinculadas al PP.
Entonces, si los centros de pensamiento son partidistas, ¿qué les diferencia de un grupo de presión? 'Los lobbies son grupos unidos por intereses económicos. Lo relevante de los think tanks es su capacidad de reunir intelectuales para producir ideas', sostiene Juan Manuel Eguiagaray, director del laboratorio de Alternativas.
Para que un centro de pensamiento sea serio debe, en opinión de Olcese, 'trabajar con rigor y responsabilidad, de manera transparente, aunque tenga un carácter partidista'. Tiene que aprovechar el hecho de que no está limitado por la actualidad. 'Las plataformas de ideas no deben provocar por provocar, sino adelantarse a los problemas de la sociedad y plantear temas que otros actores no se atreven a lanzar', explica Sartorius. 'Se les exige un plus de audacia'.
La mayoría de los think tanks españoles continúan siendo modestos en tamaño si se les compara con los de otros países. 'Para los estándares de EE UU somos una institución mediana, tirando a pequeña. También las inglesas, francesas, alemanas y suecas suelen ser más mayores, pero aquí somos de las más grandes', dice Pilar Tena, subdirectora del Real Instituto Elcano. Su presupuesto de 3,5 millones de euros proviene de fondos públicos (30%) y aportaciones de empresas privadas (70%). De los seis millones que maneja FAES, el 70% procede de subvenciones públicas concedidas por los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores en relación al número de escaños del PP. Alternativas, en cambio, no recibe dinero del PSOE. Sus fondos (756.000 euros) se nutren de las aportaciones de empresas (80%), cuotas de los socios (10%) y dinero de la Administración (10%).
La financiación es una de las claves que sustenta la independencia de un think tank. 'Debe estar muy distribuida, de manera que no exista una institución dominante', aconseja Olcese. Para el secretario general de la FEF, otros aspectos que ayudan a garantizar la neutralidad de un centro de pensamiento son 'el talante de su equipo directivo y que la investigación sea fruto de consensos amplios dentro del patronato'.
Jesús Sánchez-Lambás pone como ejemplo de independencia la fundación que él dirige. El 85% de los 10 millones de euros que maneja la Ortega y Gasset proviene de los cursos de lengua española y posgrados que imparte el centro. El resto es dinero público, aunque hay empresas que colaboran dando becas para los alumnos del instituto.
Que un think tank imparta o no docencia 'depende del centro que quieras. Nosotros consideramos importante que los profesionales de la economía estén bien formados y dispongan de un código deontológico', afirma el secretario general de la FEF. 'No es suficiente con hacer sólo sesudas investigaciones, es esencial que la gente las asuma', añade. Pilar Tena, en cambio, afirma que cuando se fundó el Real Instituto Elcano se decidió no impartir clases porque eso hubiera supuesto 'desviarnos de la misión fundamental y parecernos más a una universidad que a un think tank'.
Otro tanto ocurre con la elaboración de estudios por encargo. En FAES no los realizan porque 'eso haría de nosotros una consultoría', afirma su secretario general. Pero, para otros, esta es una vía adicional que permite conseguir recursos económicos. 'Esto es legítimo, siempre y cuando se sepa quién paga. No me parece bien que se hagan trabajos sin decir quién los pide, y esto ocurre a veces', opina Olcese.
El objetivo de los centros de pensamiento es lograr que su mensaje llegue. Para lograrlo recurren a los medios de comunicación. Al final, 'el éxito de un think tank está en la lluvia fina: cala por repetición', describe Juan Iranzo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE). Pero, si se les compara con organismos extranjeros, a los centros españoles aún les 'falta consistencia y reconocimiento', dice Jordi Alberich. Olcese reconoce que 'la antigüedad da una solera que aquí todavía no tenemos'. Sánchez-Lambás incluso relativiza la utilidad de los think tanks nacionales: 'Nuestras opiniones no se utilizan. La gran empresa no viene a consultarnos sobre el riesgo que entraña invertir en tal o cual país de Latinoamérica. En otros lugares sí lo hacen'.
La credibilidad surge entonces como una cuestión clave para alcanzar ese reconocimiento. Pilar Tena afirma que, para lograrla, los centros de ideas buscan nutrirse de lo mejor. 'Nuestra materia prima son las cabezas pensantes. Tenemos que elegir a los mejores investigadores y traer invitados del máximo nivel para producir inteligencia'.
En la inmensa mayoría de los casos, esta materia prima proviene de la universidad, pero también se dan ocasiones en los que los analistas proceden del mundo de la empresa o de la Administración. Además, entre los think tanks y la política existe una relación de flujo y reflujo. No cuesta ver entre sus miembros a antiguos altos cargos de Ejecutivos de todo signo. Como describe Sánchez-Lambás, 'recogemos a los que salen y facilitamos que otros se incorporen a las tareas de gobierno'.
El ejemplo americano
The Brookings Institution es considerado el principal think tank de EE UU. Gracias a su dotación de casi 170 millones de euros y a una plantilla de 281 empleados y 147 investigadores, aparece citado en los medios de comunicación unas 1.164 veces al mes.
La economía de mercado, a debate
'Estamos en una época en la que los think tanks deben adquirir una influencia mayor. La democracia nos costó tanto que dimos mucho protagonismo a los partidos políticos. Ahora, sin quitarles su papel de eje vertebrador, la sociedad civil demanda una nueva forma de participación fuera de la vía política'. Así destaca Jordi Alberich, del Círculo de Economía, el papel de los centros de pensamiento hoy.Varias instituciones se especializan en realizar propuestas para el ámbito económico. 'En la FEF buscamos la legitimación del capitalismo liberal', explica Aldo Olcese. 'Aspiramos a una economía de mercado más humanista y menos economicista, por eso tenemos mucho interés en temas como el buen gobierno, la responsabilidad social corporativa y la transparencia'.Olcese es consciente de que escándalos como el de Enron han puesto en tela de juicio el modelo capitalista liberal. Desde su punto de vista, la solución a este problema debe provenir del propio sector empresarial. 'Hay que demostrar que sabemos ver nuestros fallos porque, si no, se producirá la intervención estatal'.En esta misión, los centros de pensamiento actúan como el Pepito Grillo de las compañías. 'Defendemos la autorregulación, pero esta sólo se puede consolidar si nos autocontrolamos'.El sector privado parece responder a llamadas de este tipo. 'La financiación era antes una de las grandes diferencias entre los think tanks españoles y los extranjeros. Nuestra sociedad civil económica participaba poco y, si lo hacía, no daba independencia. Ahora sí lo hacen', dice Olcese.'Los autores disponen de libertad absoluta en sus estudios', indica Iranzo, del IEE, vinculado a la CEOE. 'Gracias a eso hemos descubierto que nuestra línea editorial estaba equivocada en algunos casos'.