Caruana mete presión
El Banco de España ha dado otra vuelta de tuerca en su política de alertar contra el excesivo crecimiento de los créditos hipotecarios. Tras el evidente fracaso de los mensajes lanzados a las entidades financieras en privado y en público, ha optado por una medida de presión poco habitual. Ha remitido a bancos y cajas un escrito en el que les reclama que informen de forma detallada al consejo del riesgo contraído en hipotecas, tanto de particulares como de promotores. La medida, que ha causado malestar en las entidades, persigue implicar a los consejeros en el control de un negocio que se ha disparado a niveles récord. El Banco de España cumple con su función de garante del sistema al actuar de esta manera. No obstante, deja un rastro de duda sobre la salud de esos créditos, lo que contrasta con el históricamente bajo nivel de morosidad, y sobre la profesionalidad de los consejos de administración.