_
_
_
_
CincoSentidos

Ser feliz en el trabajo

Los trabajadores pueden encontrar satisfacción en lo que hacen no sólo en lo profesional, sino en lo personal y en lo social

Existen trabajadores motivados con su tarea pero insatisfechos con las condiciones laborales y su entorno, y trabajadores desmotivados con la tarea, aunque satisfechos con las condiciones. Los hay que no están ni motivados ni satisfechos. Antes o después, todos acaban siendo lo mismo: individuos infelices en su trabajo.

Si el fin último de la inteligencia es la felicidad, parece claro que cuanto mayor es el grado de felicidad de los trabajadores más inteligente es una compañía. La ecuación parece sencilla y debería animar ciertos comportamientos en las empresas. Las personas infelices con su vida laboral, sin embargo, abundan y el trabajo es fuente creciente de insatisfacción, estrés e incluso de problemas de salud. 'En el trabajo nos jugamos la salud física y mental. No podemos ni imaginar el número de enfermedades que se generan en este entorno', advierte Santiago González, especialista en medicina del trabajo de Asepeyo.

Nadie conoce el secreto universal de la felicidad, pero los estudiosos están convencidos de que en el trabajo todos necesitamos un equilibrio físico (que tiene que ver con las condiciones en las que se realiza) y un equilibrio mental (desarrollarlo con interés, encontrando un sentido). 'Los más felices son quienes lo hacen por vocación, quienes se identifican con lo que hacen y son capaces de cambiar la realidad', señala Santiago González. Pero la vocación es un privilegio al alcance de pocos.

'Hay quien busca un sueldo y una seguridad y no se complica más la vida'

En general, la felicidad en el trabajo, como en la vida, es cuestión de expectativas. De acuerdo con la pirámide diseñada por Abraham H. Maslow, las necesidades están jerarquizadas y escalonadas de tal forma que sólo cuando quedan cubiertas las de un orden es cuando se empiezan a sentir las del orden superior. En el primer orden se situarían las fisiológicas y de seguridad. Aplicado al trabajo, la base de la pirámide se identificaría con el mero hecho de tener trabajo e ingresos para cubrir gastos, pero 'cuando se sacian estos menesteres básicos entran en juego las necesidades motivacionales, y éstas si que son insaciables', subraya Carlos Monserrate, de RB Technology.net.

'Hay quien busca un sueldo, una seguridad y no se complica más la vida. Las satisfacciones las busca y encuentra fuera del trabajo. Uno de los retos de las organizaciones es precisamente aprender a integrar a individuos con diferentes niveles de expectativas en la empresa', explica Roberto Quiroga, profesor de Recursos Humanos de Esade. En su opinión, 'es una ingenuidad pensar que todo el mundo tiene que dar la vida por la organización, que todos han de implicarse por igual y tener el mismo nivel de compromiso. Las compañías tienen que aprender a estimular a quien tiene más metas y objetivos y a respetar a quien no los enfoca hacia el trabajo porque, siempre y cuando cumpla con su tarea, eso no le hace peor trabajador', señala Quiroga.

Ángel López, de la consultora Deloitte, sugiere que cada uno debería hacer una fotografía de sí mismo para encontrar 'la ecuación más equilibrada para ser feliz con lo que hace' y de no encontrarla 'quizá sea el momento de pensar en cambiar'.

Lo cierto es que no todo el mundo se hace las mismas reflexiones. Carlos Monserrate cree que las personas buscan satisfacción en el trabajo generalmente en tres ámbitos: profesional, personal y social, pero que 'unos interesan más que otros según cada cual'.

No obstante, los expertos coinciden en que es muy habitual que una de las primeras cuestiones que se sopesen tenga que ver con los aspectos retributivos: ¿me pagan lo suficiente?. A partir de ahí, entran en juego otras preocupaciones que para muchos empiezan, simplemente, 'por sentirse querido', a gusto con el clima laboral y la relación con sus compañeros y superiores. Otros se plantean más cuestiones profesionales como: ¿voy hacia donde quiero ir? ¿Recibo apoyos en mi empresa para desarrollarme? ¿Aumenta el trabajo que hago en esta compañía mi valor en el mercado laboral? Y otros consideraciones de tipo más personal: ¿soporto el estrés al que me somete esta compañía? ¿Soporto a mi jefe? ¿Coincido con los valores de mi empresa y de mis compañeros? ¿Trabajando en esta empresa puedo tener el estilo de vida que quiero? Además, afirma Monserrate, 'para muchos individuos empieza a ser importante a qué se dedica la compañía, que la empresa cumpla una función social respetable y que su actividad tenga un determinado impacto social'.

Lo importante, asegura Santiago González, es 'tener autoestima laboral' que implica aceptarse (alguien no acepta su puesto si quiere ser alguien que no es), comprenderse (estar en sintonía con uno mismo y sus valores) y quererse (no ver el trabajo como sacrificio sino como una oportunidad).

Archivado En

_
_