Señales de alivio en la vivienda
En espera de que el Ministerio de Vivienda publique su dato oficial, las cifras avanzadas ayer por Sociedad de Tasación reflejan signos de desaceleración en el mercado inmobiliario durante el año 2004. Según los cálculos de esta firma, el precio de la vivienda nueva creció una media del 12,5% en las capitales de provincia, frente al 15,8% de 2003. Se trata del dato más moderado desde 2001, cuando se incrementaron a un ritmo del 8,9%. El ritmo de subida sigue siendo muy superior en las ciudades que no son capitales de provincia (15,8%), hay localidades donde todavía supera el 20% y el precio medio en 2004 era siete veces más caro que en 1985. Pero, de confirmarse, estas cifras indicarían que nos acercamos hacia el aterrizaje suave anunciado insistentemente por los expertos.
Durante los últimos años, la efervescencia del mercado inmobiliario ha cimentado un crecimiento económico superior a la media de la Unión Europea. Y la riqueza y los empleos generados por esta industria son incuestionables. Sin embargo, la acelerada subida de los precios de los inmuebles ha desatado la alarma de los responsables económicos nacionales e internacionales. Desde el Banco de España hasta el FMI, pasando por numerosos departamentos de análisis privados han alertado sobre el peligro de que explote la burbuja inmobiliaria, hundiendo la valoración de unos activos que constituyen la principal herramienta de ahorro de las familias. La compra de vivienda ha impulsado, además, de manera notable la tasa de endeudamiento de las familias. Y un desplome brusco de los precios tendría consecuencias nefastas para el conjunto de la economía.
Para el año que comienza, las previsiones apuntan a un incremento medio inferior al 10%. Y en cuatro años algunos creen que estará en línea con el IPC. Si se confirman estas estimaciones, habremos dejado atrás la amenaza de catástrofe inmobiliaria sin renunciar a la pujanza de un sector estratégico para la economía española.