El desafío de Sacyr
Analistas y sociedades de valores creen que los accionistas de la constructora pagarán caro el intento de entrada en el consejo de administración del BBVA
Semana de intrigas empresariales. El desafío de Sacyr Vallehermoso al BBVA ha sacudido estos días a toda la comunidad financiera española, que intuye que, aunque la operación se desinfle, 'el baile de movimientos accionariales entre las empresas no ha hecho más que comenzar', en palabras de Alfonso García, de Analistas Financieros Internacionales.
La salida de Alfonso Cortina de la presidencia de Repsol hace tan sólo unas semanas ha dado a los observadores un buen pretexto para encontrar paralelismos y hacer lecturas en clave política. Por más que la constructora se empeña en convencer de que sus motivos son 'estrictamente empresariales', su interés por entrar en el capital y tener un peso significativo en el consejo de un banco que vale en Bolsa casi catorce veces más que la constructora hace que la operación sea cuanto menos 'anómala', el calificativo más utilizado por los analistas.
'Anómalo', y también 'inconveniente', según términos del BBVA, que el jueves reunió un consejo extraordinario para cerrar filas en torno a su presidente y oponerse a la intentona de la constructora, subiendo varios grados la temperatura de la pugna entre ambas compañías. Los planes de Sacyr incluyen la compra del 3,1% del capital del BBVA y, además, la adquisición por parte de sus accionistas Juan Abelló y Demetrio Carceller de otro 0,5%, después de que, presuntamente, hayan resultado infructuosos los intentos de aglutinar también antiguos accionistas y directivos de BBV.
'El impacto de la compra en el beneficio por acción de la constructora será dilutivo en más de un 23%', según la opinión de Urquijo Bolsa
De momento, la operación se encuentra a la espera del pronunciamiento del Banco de España. Entre tanto, Sacyr se mantiene firme, a pesar de que el BBVA le ha advertido que para ocupar un sillón de su consejo necesita, al menos el 6,25% del capital, un porcentaje que no alcanza siquiera Telefónica, que con un 1,06% es el principal accionista del banco y cuenta con un consejero. En entidades como el Santander, la propia familia Botín tiene menos del 1,5%, un caso claro de que no hay reglas fijas entre participación en el capital y poder en el consejo.
Sacyr insiste, por tanto, en hacerse oír entre los accionistas del BBVA y mantiene vivas sus intenciones, a pesar de la gran pitada recibida por analistas y mercados. No en vano, los títulos han perdido en una semana el 8,7% de su valor en Bolsa (llegaron a perder el 10%) y prácticamente todos las sociedades de valores han rebajado la recomendación.
Castigo a los títulos
'Sacyr está jugando con el dinero de la compañía y no se sabe muy bien por qué. Mientras persista la incertidumbre el valor va a seguir sufriendo. Lo mejor que podría pasar es que se echara atrás', asegura Fernando Hernández, de Inversis. 'El impacto en el beneficio por acción será dilutivo en más de un 23%. Pasará de crecer un 7,1% en 2005 a caer casi un 16% ese mismo año', según el comentario de Victoria Díez, analista de Urquijo Banco, que explica que 'el beneficio por acción de Sacyr Vallehermoso se tornaría muy vulnerable a la evolución del BBVA, de manera que si las acciones del banco caen un 1%, el beneficio neto de Sacyr se aminoraría en un 2,7%'. 'De autorizarse la operación, consideramos que se trataría de un resultado incierto, a medio plazo, y de escasa visibilidad actual con lo que, junto a una prima de riesgo de gestión, el valor seguirá sufriendo a corto plazo', subraya Marta Olba, de Banesto Bolsa. UBS acaba de iniciar la cobertura del valor y lo hace con la recomendación de reducir y con un precio objetivo de 9,7 euros, lo que supone un descuento del 30% respecto al precio de los títulos del viernes (12,79 euros).
A simple vista, pues, parece que el intento de Sacyr supera sus posibilidades financieras. Los analistas creen que difícilmente el porcentaje que pretende adquirir es suficiente para cambiar el rumbo del banco y desbancar a Francisco González y que tampoco está claro que baste para condicionar la voluntad de algún otro competidor interesado en hacerse con el control del grupo. 'No se entiende que una constructora haga una ampliación de capital, que representa más de un tercio de su capitalización, para entrar en un banco', asegura Jesús Sánchez Quiñones, de Renta 4. 'La operación no tiene ningún sentido estratégico para la constructora, que difícilmente podrá soportar una inversión de esta naturaleza', señala Ibersecurities.
¿Pero por qué, entonces, Sacyr apunta tan alto? La pregunta abre un sinfín de especulaciones y plantea escenarios muy distintos que desbordan el mero análisis técnico de la operación. Los expertos advierten que convendrá, en cualquier caso, estar muy atentos a los cruces accionariales de algunos de los protagonistas de la operación, como Juan Abelló, también consejero del SCH, o a la opinión de los accionistas del BBVA, sobre todo, la de Telefónica. 'A día de hoy es difícil ver con claridad los objetivos empresariales de Sacyr, puede que nos falten datos clave y que los conozcamos pronto', insinúa un analista.
El mercado penaliza la operación
La Bolsa ha penalizado con crudeza a Sacyr, que vale ahora en Bolsa 3.124 millones, un 8,7% menos que hace una semana y se ha comportado mucho peor que el resto del sector. Los analistas creen que mientras la operación siga en punto muerto el castigo continuará a corto plazo. La cotización del BBVA, sin embargo, apenas ha variado, incluso ha subido ligeramente, con 42.385 millones de capitalización. No obstante, los analistas creen que la imagen de inestabilidad en la cúpula no es buena para el valor.