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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Greenspan cumple el guión

Una vez más, y a pesar de las incertidumbres surgidas desde la anterior reunión de la Reserva Federal -récords del precio del petróleo y escasa creación de empleo en Estados Unidos-, Alan Greenspan se ha atenido al guión. Una autoridad monetaria sólo debe dar volantazos en casos extremos, y esa es una máxima que Greenspan aplica a rajatabla. Por ello, la subida de un cuarto de punto aprobada ayer por la Reserva Federal, que deja los tipos en el 1,5%, es simplemente la continuación del camino marcado en la reunión del 30 de junio pasado. Aquel día, Greenspan cambió el paso y abrió la espita de la subida de tipos. Además, sugirió, como ayer, que esa tendencia se mantendrá de una manera mesurada y gradual. Ponía así fin a la etapa más expansiva de la Fed, que sumó cuatro años en que toda la estrategia de la política monetaria se basaba en descensos del precio del dinero.

Sin embargo, algunos expertos temen ahora una ralentización del crecimiento económico de Estados Unidos como consecuencia del encarecimiento del crudo, que sigue subiendo a cotas nunca vistas -ayer, por primera vez en la historia, el petróleo de la cesta de la OPEP superó los 40 dólares por barril-, a la vez que las Bolsas están en mínimos. Y se apoyan también en un inesperadamente bajo dato de creación de empleo en julio. Pese a todo, Greenspan se ha mantenido firme y ha seguido con la política marcada hace poco más de un mes. Lo contrario podría haber sido interpretado por los mercados como una señal de que la ralentización del crecimiento de Estados Unidos es más grave de lo que se piensa.

La duda está en qué ocurrirá a partir de ahora. Con las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, todo indica que la Fed se puede tomar con calma nuevos movimientos. En este caso, y ya estrictamente en clave europea, los operadores consideran que la moneda única puede ganar posiciones frente al dólar, lo cual puede repercutir en la competitividad de las empresas de la zona euro.

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