Las luces y las sombras de los 'hedge funds'
El ahorrador español tendrá dentro de unos meses la posibilidad de invertir en una nueva clase de activos. Los hedge funds. Un tipo de fondos por el que han apostado las gestoras tras la crisis de 2000 y la parálisis del mercado actual. Los hedge funds, o fondos de gestión alternativa, en teoría, logran rentabilidad independientemente del comportamiento de los mercados.
Así, este año se han disparado las entradas de capital en hedge funds. Rozaron los 40.000 millones de dólares, en el primer trimestre, según el Banco de Inglaterra, y el patrimonio total ronda el billón de dólares. La rentabilidad ha sido, no obstante, limitada. Apenas un 2,93% hasta junio, según datos de CSFB/Tremont.
La popularización de estos productos es un arma de doble filo. Tradicionalmente sólo invertían en hedge funds inversores profesionales. Pero, como afirma la CNMV en un reciente estudio, 'la comercialización de estos fondos al inversor minorista ha aumentado la preocupación sobre las necesidades de protección', y apuesta por 'garantizar que el inversor conozca el producto y los riesgos que entraña'.
Batería de medidas
La SEC de EE UU ha optado por atar en corto estos productos con una batería de medidas. Y los reguladores europeos han optado por abrir los hedge funds al inversor mientras trata de incentivar que se sometan a la regulación local en vez de basarse en paraísos fiscales.
España, así, ha optado por permitir la inversión al particular sólo a través de fondos de fondos -según el borrador de reglamento- de forma que se disperse el riesgo. 'Los fondos de fondos representan una gran ventaja para los particulares, dado que la gran cantidad de estrategias de inversión entre los hedge funds hacen que difícil la elección', señala BNP Paribas Asset Management.
Los principales estilos de gestión de los hedge funds son los neutrales al mercado, que se desvinculan de éste a través del arbitraje y la combinación de posiciones largas y cortas; los que operan según acontecimientos de mercado (con valores en dificultades o fusiones) y los que explotan tendencias de mercado, ya sean fondos bajistas, que operan con derivados o que juegan con la evolución macroeconómica.
Por otro lado, si bien la industria preferiría la apertura total, el borrador de fondos aboga por evitar las inversiones en sitios como las Islas Caimán. Allí están los fondos de las grandes entidades estadounidenses y europeas pero también algunos que, como se dice en el mercado, 'si el gestor muere en un accidente nadie sabe dónde está el dinero'. El 54% de los hedge fund está en Caimán, Islas Vírgenes o Bermudas, si bien la tendencia actual es, bien crear fondos en zonas como Luxemburgo o Dublín, bien registrar en estas jurisdicciones fondos ya domiciliados en Caimán.
El riesgo de los hedge funds para el sistema financiero en conjunto, por su parte, parece haber disminuido, según los informes publicados por la CNMV y el Banco de Inglaterra (Financial Stability Report 6/2004), debido a la menor concentración del capital en un puñado de fondos.
Hay otro riesgo, derivado precisamente de la popularización y el crecimiento de estos productos. 'Ciertas estrategias pueden traer consigo la congestión en las operaciones, como consecuencia de muchos gestores utilizando los mismo modelos y para identificar un rango estrecho de oportunidades', afirma el Banco de Inglaterra.
Desde 1949 hasta Soros y el LTCM
La primera vez que se utilizó el término hedge fund fue en 1949, cuando el gestor estadounidense Alfred Jones combinó en un solo fondo posiciones largas y cortas, esto es, apostaba a un tiempo por la subida de la Bolsa y la bajada, para cubrirse frente a las oscilaciones del mercado. De ahí la palabra hedge, cobertura.Los hedge fund pasaron a primera línea de actualidad en los años noventa por dos acontecimientos traumáticos. En 1992 las posiciones masivas en divisas de George Soros y otros hedge fund ganaron la batalla al mismísimo Banco de Inglaterra y sacaron la libra del Sistema Monetario Europeo. Y en 1998 el fondo LTCM, gestionado por los premios Nobel de Economía de 1997, sólo se salvó de la quiebra gracias a un rescate orquestado por Greenspan.Gracias a complejos algoritmos matemáticos, el fondo tomaba posiciones en activos relacionados con la expectativa de determinados movimientos en precio. 'El tamaño del fondo, su apalancamiento y las estrategias utilizados le hicieron extremadamente vulnerable a la inestabilidad de los mercados financieros', explica la CNMV.El impago de la deuda rusa desplomó los mercados de bonos emergentes, y las apuestas del LTCM saltaron por los aires. El rescate del fondo fue un mal menor, pues se evitaron los efectos de una crisis del propio sistema financiero.