Miles de españoles persiguen las futuras acciones de Google
¢Nos están friendo a peticiones de información, pero no podemos prestar gran ayuda¢, explicaba ayer un directivo de uno de los bancos colocadores que participan en la OPV de Google. Y es que Madrid queda demasiado lejos de los círculos financieros neoyorquinos. ¢Mi compañía está inmersa, pero en Estados Unidos. Eso es lo único que puedo contar a nuestros clientes¢, se resignaba.
Google desafía a la reciente historia bursátil y ha levantado toda una nube de expectación que recuerda a la época de la burbuja tecnológica.
Normalmente no se puede participar en las OPV estadounidenses desde fuera de ese país, pero tal es el interés despertado por esta colocación que los inversores españoles no dan tregua a sus asesores bursátiles.
La empresa fijará el precio de sus títulos en la última petición que pueda atender
Los teléfonos en España de Morgan Stanley, Credit Suisse o JP Morgan no dejan de sonar. Google ultima su salida a Bolsa, no hay fecha en el calendario y son muy pocos los que saben cómo comprar.
La respuesta siempre es la misma: 'No se puede hacer desde aquí', dicen en Morgan Stanley. Y fuentes de las tres casas han reconocido haber atendido a varios cientos de preguntas respecto a las intenciones del buscador más popular de la red. El director general de Google España, Miguel de Reina, habla en el mismo sentido: 'Eso es lo que pone en el folleto, desde fuera de EE UU no se puede'.
Y es que un simple vistazo al documento remitido a la SEC es revelador. Además, la compañía que ha prometido revolucionar el parqué y la actividad de los intermediarios se reserva una especie de 'derecho de admisión' por el que puede rechazar a cualquier inversor.
Si aún así se logra atravesar tanto control, Google dará una semana a los interesados para que se identifiquen y soliciten una clave electrónica que les sirva de llave en la puja por los 24,6 millones de títulos que colocará en agosto. Esas personas o entidades podrán cumplimentar sus datos en www.ipo.google.com. Desde el principio, la puntocom con sede en California ha manifestado defender a los pequeños inversores y persigue que sean ellos, con su demanda de acciones y expresando la cantidad que desean pagar, quienes marquen el precio final. Como orientación hay una horquilla entre 89,2 a 115,5 euros.
Las peticiones llegarán por internet, teléfono, por fax o en persona. Pero tanto la identificación del inversor como el envío de documentación y la confirmación de la validez de las pujas se llevarán a cabo en internet.
La firma fundada por dos jóvenes con más pinta de informáticos que de financieros, Brin y Page, ha elegido una fórmula revolucionaria para la colocación: la subasta holandesa. Google va a ordenar las ofertas de mayor a menor y fijará el precio en la última que pueda atender.
Desde cinco acciones
La solicitud de un paquete mínimo de cinco títulos se realizará en una fecha aún por fijar. Ese día, Google repartirá el 9% de su capital.
Ayer, www.ipo.google.com permanecía inactiva y remitía a Morgan Stanley y a Credit Suisse, cuyas explicaciones son escuetas. Una vez acreditados en la web y obtenido el visto bueno que otorgan los 28 bancos colocadores, se podrá indicar el número de acciones que se desea y la valoración. Si el inversor no tiene relación con ninguna de las entidades deberá abrir una cuenta de intermediación para ofertar.
Cada movimiento será registrado en un libro al que tienen acceso los colocadores y la propia Google. Una vez cerrada la subasta se analizarán las ofertas y saldrá un precio de referencia. Conocido el valor de la acción, los participantes que hayan pujado a ese nivel o por encima tendrán acceso, mientras serán rechazados quienes queden por debajo.
Tras su irrupción en el Nasdaq, Google estará preparada para seguir compitiendo con Yahoo y Microsoft. Hoy, ni siquiera una consulta en su buscador salva las incógnitas sobre la OPV: cuándo y a cuánto.
Los dueños del buscador no se complican
'No nos hemos esforzado para fomentar la participación de inversores desde cualquier jurisdicción fuera de Estados Unidos', reconoce Google en el folleto informativo remitido a la SEC. Y añade que todo aquel que pretenda comprar fuera del país norteamericano lo tendrá difícil: 'Nos hubiera gustado distribuir las acciones de forma más amplia', aseguran, pero también señalan que 'no hubiera sido práctico debido a las regulaciones y requerimientos de los distintos países'. Por esta razón, millones de interesados deberán esperar al mercado secundario para confiar sus ahorros a Google.La puntocom fundada por los jóvenes Sergey Brin y Larry Page asegura que ha tomado medidas para eliminar a posibles especuladores en plena puja, coordinada por Credit Suisse y Morgan Stanley. Con todo, trata de desmarcarse de las prácticas impulsadas por grandes compañías de base tecnológica durante la burbuja tecnológica. 'Quienes traten de ganar dinero en el corto plazo con nuestras acciones van a sufrir una profunda decepción', sostienen desde la empresa, sabedores de que todas las miradas están puestas en su debut en el Nasdaq.Google ha manifestado que tratará de atender aproximadamente al 80% de las peticiones que reciba en la OPV. De todos modos, sólo sacará acciones tipo A, mientras las de tipo B, con diez veces más derechos de voto, quedarán en manos de sus actuales propietarios. Esto implica que la gestión del buscador, que tampoco está por la labor de repartir dividendos, no sufrirá demasiadas variaciones.