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CincoSentidos

El anillo de Dingle

Se encuentra aquí la punta más a poniente del país. Más allá, sólo brumas y leyendas. Frente al océano, cavadas por sus propias furias, bahías recoletas y playas abrigadas. En los pueblos pintados de colores exultantes, de parchís, los pubs sirven de refugio frente a una llovizna súpita. En sus cálidos recovecos se bebe cerveza negra, se canta y se chismorrea en irlandés muy puro: vienen escolares de todo el país a aprender y pulir el acento. Puertos que parecen de juguete, colinas y hasta montañas que parecen desiertas, megalitos celtas y oratorios primitivos hacen de la oblonga península de Dingle, al norte del condado de Kerry, uno de los rincones más gratos de Irlanda.

A los irlandeses les gusta referirse a esta península -la más occidental de Europa- como el anillo de Dingle, y efectivamente, se puede recorrer trazando un círculo; puede hacerse en el sentido de las manillas del reloj, y en tal caso hemos de partir de Killorglin o Castlemaine, próximas ambas al aeropuerto de Kerry. Enseguida llegaremos a Inch, de donde parte una lengua rocosa con una playa que resulta familiar: es allí donde David Lean rodó los planos más célebres de La hija de Ryan. Muy cerca queda Annascaul, uno de los muchos pueblos que parecen sacados de un cuento ilustrado, gracias a sus casas restauradas y pintadas con todos los colores del arco iris.

Más a poniente se encuentre Dingle (An Daingean, en lengua vernácula). Fue el puerto más importante del condado en la edad media, y aunque sigue albergando una flota pesquera artesanal, debe su trajín actual sobre todo al turismo. Y a las escuelas de irlandés para chavales; éstos pueden además disfrutar en el Dingle Sea Life Centre, abierto hace pocos años. El marisco de Dingle contribuye a la fama de este pueblo tanto o más que el pintoresquismo de sus calles y casas de tintes fauvistas. La carretera que lleva a Dunquin parece volar por mágicos parajes. El decorado que envuelve a Ventry Harbour pudo inspirar el códice del siglo XV (conservado en Oxford) que narra la batalla de Ventry Strand (Cath Fionntragha).

En la llamada 'ruta de los peregrinos' se encuentra una de las zonas arqueológicas más ricas, con el oratorio de Gallarus

Dunquin tiene enfrente siete islas; sólo vivió gente en la mayor, Great Blasket; allí nació, por ejemplo, el escritor Maurice O'Sullivan. Pero la isla quedó abandonada en 1953. En el estrecho que separa a esta isla de Dunquin fueron vencidas por los elementos, en 1588, la Santa María de la Rosa y la San Juan, dos naves de la Armada Invencible. Pero al amante de la historia y del arte tal vez le interesen más los pecios que jalonan la llamada ruta de los peregrinos (pilgrim's way). Allí encontrará una de las zonas arqueológicas más ricas, con restos de un vasto asentamiento monástico (en Reask), el Corca Dhuibhne Museum (historia y cultura de Dingle) y el soberbio y sorprendente oratorio de Gallarus: un edificio del siglo VIII, en forma de naveta, hecho con piedra seca en la época en que los normandos empezaban a molestar a los monjes con sus incursiones y rapiñas.

Otro monje copa el paisaje norteño de la península: allí está la bahía de Brandon, el pueblo llamado Brandon, la Brandon Point, la Brandon Head. Brandon (san Brendan) es el mítico monje que en el siglo VI partió desde esta orilla a las Islas del Paraíso -¿América? ¿las Canarias, donde una octava isla llamada San Borondón aparece y desaparece?-. Brendan regresó al cabo de tanto tiempo que uno de sus compañeros, al echar pie a tierra, se deshizo en cenizas. Pudieron, no obstante, narrar las maravillas descubiertas, que un relato en latín hizo populares en la Edad Media, y animó a muchos viajeros. Uno de estos, Tim Severin, quiso demostrar que San Brendan había descubierto América antes que Colón, y repitió el viaje del religioso en un currach o bote hecho de cuero, narrando su odisea en The Brandon voyage. No lejos de allí se encuentra uno de los molinos más grandes de Europa, el de Blennerville, construido en 1780. Desde el muelle que preside partieron muchos emigrantes hacia América en el siglo XIX. Para ellos, más que para Brendan, fue América la Isla del Paraíso.

Guía para el viajero

Cómo ir:Iberia (900 400500 y www.iberia.com) tiene un vuelo diario y directo Madrid-Dublín a las 10.00, y otro compartido con Aerlingus a las 19.27, a partir de 99 euros ida/vuelta. Desde Dublín se puede volar hasta el aeropuerto de Kerry con Aerlingus, o bien ir en tren hasta Killarney o Tralee. El recorrido por la península de Dingle hay que hacerlo en coche.Dormir:En Killorglin: The Bridge (+353 66 9761750, e-mail: coffeya@tinet.ie, www.kerryweb.ie) es un bed & breakfast situado estratégicamente junto al puente que da acceso al pueblo. En Dingle: The Wood (+353 66 9152288, www.heatonsdingle.com), guesthouse de 4 estrellas en un idílico enclave junto a la bahía, 30-59 euros por persona y noche; Tigh an Duna (+353 669159822, e-mail: ventrysleahead@hotmail.com), coqueto bed & breakfast a orillas del Atlántico. En Tralee: Oakley House (Ballymullen, cerca del molino, +353 66 7121227, www.oakleyguesthouse.com), casa de época, dos estrellas, restaurada.Comer:Half Door (John Street, Dingle, +353 66 9151600), pescados y mariscos de calidad con recetas tradicionales. Forge on the Holyground (Holyground, Dingle, +353 66 9152590), restaurante familiar con cocina basada en los productos locales. Kirby's Seafood Bar & Restaurant (Rock Street, Tralee, +353 66 7123357), antiguo pub reconvertido a las delicias del mar.

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