El análisis técnico destila pesimismo
Por primera vez desde que el mercado estadounidense comenzase a rebotar, allá por marzo de 2003, el índice Standard & Poor's 500 ha caído por debajo de la media móvil de 200 sesiones. No sin razón, algunos inversores pueden pensar que, probablemente, sucedan en el mundo varios centenares de cosas más importantes para sus ahorros. En la Bolsa, ya se sabe, hay gustos para todos.
Pero, al igual que a la hora de invertir conviene desconfiar de los axiomas, técnicos o de cualquier otra clase, el inversor ha de pensárselo unos minutos antes de despreciar argumentos. Hoy por hoy, los análisis de carácter técnico destilan pesimismo y, aunque sólo fuera por el número de inversores que toman decisiones sobre esta base, los bolsistas deberían tener una mosca detrás de la oreja.
El nivel clave, dicen, es el 1.080 del Standard & Poor's 500. Según las tesis chartistas, una caída por debajo de estas cotas aceleraría la tendencia bajista de los mercados, puesto que si los inversores no aprovechan estos precios atractivos significa que el fondo bajista es más profundo de lo que parece.
Por otra parte, en las últimas sesiones las caídas se han producido con más volumen de negocio que las tímidas recuperaciones. Y el hecho de que el mercado esté cotizando en un estrecho rango de precios suele anticipar más caídas que subidas. Es lo que llamaba HSBC, en un reciente informe de análisis técnico, 'la calma antes de la tempestad'.
La mayor parte de los analistas alude a una posible corrección del orden del 5% o 10%. Muchos de ellos añaden, además, que podría tener efectos beneficiosos para el mercado. Pero a lo largo de 2004 los inversores han podido comprobar que la Bolsa es un tanto reticente a efectuar estas correcciones, que tardan en llegar más de lo que se espera. En este sentido, los bolsistas consideran que un mercado complaciente que cotiza en rangos estrechos supone más riesgos a medio plazo que otro en el que la procesión vaya por dentro.