Empieza el tiempo de la planificación
Sume las retenciones que durante 2003 ha tenido (por ejemplo, 5.000 euros) y añada la cantidad que ahora le sale a pagar en el IRPF (145 euros) o reste el importe con derecho a devolución. Divida la cifra obtenida (5.145) entre sus ingresos brutos (29.000 euros) sin contar la cotización a la Seguridad Social de su nómina (1.800 euros). El resultado multiplicado por cien (0,189 x 100), es el porcentaje con el que contribuye a los ingresos del Estado (19%). No se trata del tipo medio efectivo del impuesto (en el ejemplo será 23,71%), ni siquiera del tipo marginal (28%), pero es lo que realmente refleja qué parte de cada céntimo ganado es para Hacienda. Si no está conforme con el resultado obtenido, ahora está a tiempo de preparar la factura del año que viene.
Según señalan los expertos, el IRPF no ofrece demasiadas alternativas como para que el contribuyente pueda elegir la opción que más ahorro fiscal conlleve. Sin embargo, sí hay unas pautas que conviene recordar cada vez que se vaya a tomar una decisión económica. Incluso también, cuando se den pasos en la esfera más personal como pueda ser contraer matrimonio o vivir en pareja, tener hijos o elegir la ciudad donde se va a vivir. Una de primeras cuestiones que hay que tener presente es que entre mayo y junio de 2005 se declaran los ingresos obtenidos a lo largo de 2004. Así que manos a la obra, porque sólo queda medio año para planificar y evitar pagar de más.
l Novedades. Pocos cambios en el horizonte. Desde enero de este año, los becarios están de enhorabuena porque la exención para becas se amplía hasta niveles superiores a licenciatura. Asimismo, también están exentas las becas pagadas por instituciones privadas sin ánimo de lucro y las destinadas a investigación. Para los no residentes en España se articula un sistema que les abre la posibilidad de elegir entre el IRPF y el impuesto para no residentes. Asimismo, los intereses que se perciben de cuentas en Bélgica, Austria y Luxemburgo tendrán la consideración de pagos a cuenta del IRPF. Los límites que marcan la obligación de declarar el impuesto, las deducciones y de las reducciones, así como la escala de gravamen no cambian.
A la larga la caída del reformas dólar frente al euro obligará a emprender reformas internos
Aunque se elimine la ayuda fiscal a la vivienda, habrá que respetar los derechos de los que ya hayan invertido en ella
l Salarios. Si hay margen para negociar con el empresario, conviene valorar la oportunidad de combinar el salario en dinero con el salario en especie. Ingresos como los cursos de formación relacionados con la actividad laboral no tributan y otros como los seguros de salud, los vales de comida o la entrega de acciones están exentos en una parte. Los bonus tampoco tributan por entero, al igual que los planes de opciones sobre acciones.
La ventaja de cobrar en especie una parte del sueldo es evidente. Pero, por contra, resta liquidez al trabajador y orienta su consumo ya que, por ejemplo, quizá prefiera comprar acciones diferentes a la de su empresa o hacer un curso diferente al que le pagan. Al negociar tanto el importe como la forma de cobrar el salario hay que estudiar si se quieren ventajas fiscales o libertad para decidir en qué gastar el sueldo.
l Inversiones. A corto plazo, los dividendos tienen la mejor fiscalidad para ahorradores con rentas medias y bajas. A largo plazo, entre uno y dos años, interesa aflorar ganancias de patrimonio, esto es, invertir en acciones y fondos de inversión porque tributan al tipo fijo del 15%. A más de dos años, los depósitos a plazo fijo y los seguros de vida de capital diferido son la mejor opción para las rentas bajas. Para rentas medias y altas, aflorar plusvalías es mejor.
Con un horizonte temporal de cinco años, los seguros arrasan por su baja tributación. En general, los seguros de vida se han granjeado la fama merecida de ser el producto con mejor trato fiscal. Pero tienen en su contra el hecho de dejar cautivo el ahorro. Este mismo riesgo es el que tienen los planes de pensiones.
Cuando el objetivo del contribuyente sea bajar de forma rápida la cantidad a pagar por IRPF, los planes de pensiones son la mejor opción. El dinero destinado hoy al plan es una deducción automática en el IRPF de hoy. En contra tienen la falta de liquidez (sólo se puede disponer del capital en caso de jubilación, invalidez permanente, fallecimiento, paro de larga duración y enfermedad grave). Al rescate, los fondos de pensiones tienen peor tributación que los fondos de inversión para rentas medias-altas. En general, si se quiere liquidez los fondos de inversión son la mejor opción. Y en el caso de que el rescate del capital se pueda ir aplazando no hay tributación por el hecho de cambiar de un fondo a otro.
l Vivienda habitual. Abrir una cuenta de ahorro vivienda, como también una cuenta ahorro empresa, garantiza una deducción automática en el IRPF. Pero conviene recordar que pasados cuatro años desde la primera aportación es necesario formalizar la inversión y bien puede ocurrir que el mercado no sea el más propicio en ese momento. No obstante, conviene tener presente que desde el Gobierno ya se ha lanzado el aviso de que se revisará el incentivo a la vivienda porque se cree que impulsó los precios. En caso de que esta ayuda fiscal se suprimiera, los asesores fiscales consideran lógico que se conserven los derechos de quienes ya han empezado a invertir o lo hagan antes de que se produzca el hipotético cambio.
l Alquiler de inmuebles. Si se realiza como particular sólo tributa la mitad del rendimiento. En contra está que los gastos sólo se deducen hasta un límite. Como empresario no existe una reducción del 50% y ademas se exige, entre otros, tener a una persona contratada. Pero los gastos se deducen sin límite. Si es propietario de vivienda vacía estudie si le interesa mantenerla así y tributar por un rendimiento presunto o darla en alquiler y disfrutar de las deducciones.
Las retenciones. La época de la campaña de la renta es un mero ajuste de cuentas entre Hacienda y el contribuyente donde se trata de averiguar si durante un ejercicio fiscal se ha ido pagando de más o de menos de lo que a cada uno le corresponde. Quien prefiera obtener ahora una devolución, por eso de ser una forma de ahorrar, puede pedir a su empresa que le practique una retención superior a la que legalmente le corresponde. Lo que no es posible es pedir una retención menor.
Circunstancias familiares. Asociado al grado de minusvalía del contribuyente, el IRPF reconoce muchas deducciones. Este grado de minusvalía, por ejemplo en personas de la tercera edad que necesitan a alguien para valerse por sí mismos, debe estar acreditado por Sanidad. Para que tenga validez en la próxima declaración de la renta, esta acreditación hay que obtenerla antes de fin de año.
Si es madre de un hijo menor de tres años y acaba de ponerse a trabajar no olvide solicitar la ayuda de 100 euros al mes. No obstante, este importe puede trasladarse a la próxima campaña de la renta en forma de deducción.
Auditar el impuesto. La actual declaración de la renta puede servirle de guía para auditar su IRPF. Analice qué deducciones podría tener y por falta de requisitos ha perdido. Intente cumplir esos requisitos este año. Vigile si tiene pérdidas de patrimonio o de la actividad económica pendientes de compensar. Ahora puede intentar aflorar ganancias idénticas a las pérdidas para que el año que viene el saldo pendiente no caiga en saco roto. Si es empresario, analice si el sistema por el que tributa (estimación directa o módulos) es el más adecuado o quizá sea el momento de dar el paso para constituirse en sociedad.