Los países en desarrollo reclaman que la pobreza tenga un lugar central en la agenda internacional
El problema del terrorismo internacional, el conflicto de Irak y la preocupación por la seguridad han desviado la atención del primer mundo en detrimento de los países pobres, que han pedido que se preste una mayor atención a las poblaciones más desfavorecidas en la conferencia sobre la pobreza que, organizada por el Banco Mundial, ha comenzado hoy en la ciudad china de Shanghai.
"El hambre es la peor de las armas de destrucción masiva, pues millones de personas al año son víctimas de ella", ha dicho el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la ceremonia de apertura del foro, lo que le ha ganado el aplauso de una audiencia compuesta principalmente por representantes de los países en desarrollo. Lula ha pedido que la pobreza deje de ser tratada como un problema social y pase a ser un asunto de política económica de primer orden a nivel nacional e internacional.
Los mismos sentimientos ha expresado el anfitrión, el primer ministro de China, Wen Jiabao, quien en su intervención en una gran sala abarrotada del Centro de Convenciones de Shanghai ha destacado que la pobreza tiene una "dimensión política" y es una responsabilidad de la comunidad internacional en su conjunto. "Sin paz y estabilidad, no podremos hablar ni de desarrollo ni de eliminación de la pobreza", ha dicho Wen, y por ello ha instado a los gobiernos del mundo a promover ambos objetivos para crear un entorno que conduzca al combate contra la miseria.
Por su parte, el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, le ha dado la vuelta a la frase del líder chino y ha afirmado que "sin aliviar la pobreza no hay posibilidad de paz y estabilidad".
Más ayudas para las vacas que para los pobres
En la conferencia, convocada por el Banco Mundial, participan durante los dos días de su duración más de 1.000 personas que trabajan en proyectos de desarrollo en todo el mundo. El foro tiene como objetivo analizar e intercambiar ideas en torno a unos 70 programas, y cómo ampliar el alcance de las experiencias positivas para que beneficien a un mayor número de personas.
A pesar del carácter técnico de la conferencia, los representantes de los países en desarrollo han aprovechado la ocasión para reiterar sus críticas a las naciones ricas. "No es posible que las vacas en algunos países desarrollados reciban más de dos dólares en subsidios al día, mientras que la mitad de la población del mundo tiene que sobrevivir con menos que eso", se ha quejado Lula en su discurso.
Wen, por su parte, ha señalado que "los países desarrollados tienen la obligación y la responsabilidad de proporcionar a los países en desarrollo más ayuda. En esta familia internacional, el rico tiene la obligación moral de ayudar al pobre". Y el presidente de Tanzania, Benjamín Mkapa, que también se ha dirigido a los participantes en la ceremonia de apertura, ha reclamado que la ayuda externa para aliviar el peso de la deuda "debe ser más amplia, más profunda y más rápida".