El aterrizaje del nuevo móvil
El móvil de tercera generación, o UMTS, ya está aquí. Eso sí, con casi tres años de retraso y bajo la sombra de un lanzamiento precipitado. De hecho, Telefónica y Vodafone han protagonizado una peculiar carrera por ser los primeros en presentar su oferta al gran público y tomar así la iniciativa en un negocio técnicamente complicado y que promete ser jugoso.
De momento, Telefónica se ha presentado 24 horas antes y con un terminal más barato, aunque Vodafone ofrece una mayor cobertura, pues su móvil puede ser utilizado en 22 ciudades, en tanto que el de su competidor sólo puede hacerlo en dos. Una de las lagunas del llamativo doble lanzamiento es que no puede haber llamadas cruzadas, es decir, que no es posible la comunicación entre un móvil UMTS de Telefónica y otro de Vodafone. Sin embargo, el problema técnico de fondo no es éste, sino el del despliegue de las antenas. Hasta la fecha sólo se han instalado un tercio de las previstas, debido, básicamente, al recelo que ha provocado su hipotético efecto nocivo sobre la salud.
Otra de las lecturas ligadas a la llegada del UMTS es el ritmo de adaptación de las empresas con licencia para explotarlo. Frente al acelerón de Vodafone y Telefónica, Amena ha decidido mantenerse en segundo plano y a la espera. Al menos hasta que se defina totalmente la estrategia global del grupo Auna. Un caso distinto es el de Xfera. La propietaria de la cuarta licencia de UMTS sigue sin mover ficha. Aunque tendrá que hacerlo en breve, porque la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones le ha exigido un calendario de puesta en marcha.
El móvil de tercera generación nace entre luces y sombras. Pero con la expectación y el encendido debate que suele acompañar a los grandes acontecimientos. Y a los grandes negocios.